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Voto de harryhausenn:
8
7.1
487
Drama. Fantástico. Intriga. Musical
Primera parte de las tres que componen "La flor", tercer largometraje de Mariano Llinás. Consiste en un prólogo (la presentación del film a cargo del director) y dos episodios. En el primero, una momia libera una maldición en una excavación en una provincia del interior de Argentina. En el segundo, una pareja de cantantes pop se reúne para tocar después de muchos años, mientras una mujer se inyecta veneno de escorpión con fines ... [+]
27 de noviembre de 2018
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La flor no es una película cualquiera. La flor se ha convertido en pocos meses en una leyenda, en un concepto extraño que resuena de festival en festival como algo que nadie se cree que pueda existir, en algo a lo que uno no sabe cómo hacerle frente. Es un objeto místico y mitológico, un leviatán, un kráken, un juggernaut cuyo principio, cuya estructura y cuya narración intimida a cualquier espectador aguerrido que ose ponerse delante y que se arriesga a terminar aplastado por este gigante. La flor son seis historias: cuatro empiezan, pero no terminan. Una empieza y termina, como un cuento, y la última no tiene introducción pero sí un final. El esquema que forman la cronología de las historias se parece a una flor, de ahí su título y su cartel.
Las seis historias son, además, independientes entre sí: la primera es una película de terror de serie B al estilo de la Hammer, la segunda es un drama musical con un trasfondo de thriller, la tercera es una película de espías, la cuarta es un cuaderno de rodaje salpicado por una subtrama de fantasía, la quinta es un remake francés y la sexta es una película de aventura histórica. Nada tienen en común excepto a sus cuatro actrices protagonistas, cuerpo y alma de la obra, que en cada historia interpretan personajes distintos.
Y por si pareciera poco, un pequeño detalle: La flor tiene una duración de catorce horas. Catorce. Una duración reservada a las series pero cuyo patrón no puede aplicarse a la película. En una serie cada episodio tiene una duración similar, un ritmo periódico de corte a corte. No es el caso de La flor, que ya desde su inicio fue concebida como una antología de géneros, una película de películas, una metapelícula, donde un episodio dura cinco horas y otro apenas veinte minutos. Además, los intervalos que acompañan a las proyecciones rara vez coinciden con el final de uno de los segmentos. En palabras del propio director, los cortes de La flor nos devuelve a la nostalgia del cine-club, donde veríamos la misma noche tres películas seguidas con apenas una pausa entre ellas para salir a fumar un cigarro.
Las seis historias son, además, independientes entre sí: la primera es una película de terror de serie B al estilo de la Hammer, la segunda es un drama musical con un trasfondo de thriller, la tercera es una película de espías, la cuarta es un cuaderno de rodaje salpicado por una subtrama de fantasía, la quinta es un remake francés y la sexta es una película de aventura histórica. Nada tienen en común excepto a sus cuatro actrices protagonistas, cuerpo y alma de la obra, que en cada historia interpretan personajes distintos.
Y por si pareciera poco, un pequeño detalle: La flor tiene una duración de catorce horas. Catorce. Una duración reservada a las series pero cuyo patrón no puede aplicarse a la película. En una serie cada episodio tiene una duración similar, un ritmo periódico de corte a corte. No es el caso de La flor, que ya desde su inicio fue concebida como una antología de géneros, una película de películas, una metapelícula, donde un episodio dura cinco horas y otro apenas veinte minutos. Además, los intervalos que acompañan a las proyecciones rara vez coinciden con el final de uno de los segmentos. En palabras del propio director, los cortes de La flor nos devuelve a la nostalgia del cine-club, donde veríamos la misma noche tres películas seguidas con apenas una pausa entre ellas para salir a fumar un cigarro.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
La obra comienza por su vertiente mas kitsch, Un homenaje al horror sobrenatural de antaño. Una momia que desata una maldición en un campamento arqueológico. La primera gran escena de la película, un magnífico plano secuencia en el que una actriz desanda el camino de la otra, nos introduce en el estilo del film: cámara muy cerca de los rostros y diálogos doblados. El género de serie B es el mejor para advertirnos de esta particularidad pues la discordancia entre los labios y las voces, que se repetirán en numerosas ocasiones en las siguientes catorce horas, forman parte del homenaje al género de terror y, aparte, suponen una libertad total para modelar la titánica obra en post-producción. Cuando las protagonistas encuentran la clave de la maldición que desata la momia, de repente, el episodio se termina y nos encontramos en un estudio de grabación. Como hemos dicho, las primeras cuatro historias tienen principio pero no final.
Mismas actrices, distintos personajes pues. El segundo capítulo nos cuenta la historia de una pareja de cantantes que ha roto y sin embargo, por contrato, se ven obligados a grabar un último álbum. El dúo Siempre verde, exploit paródico del dúo Pimpinela al que los diálogos hacen referencia en la escena del interfono "¿Quién es? Soy yo ¿Qué vienes a buscar? A vos" Una historia de odio y rencor salpicada por unos flashbacks de fotografía preciosa, en blanco y negro, donde la narración literaria, de un peso capital en la obra, comienza a asomarse tímidamente, contándonos la antigua historia de amor del dúo, desde el punto de vista de ella y luego de él.
Además, la asistente personal de la cantante sigue su propia subtrama en el momento en que descubrimos un tráfico ilegal de escorpiones detrás de los que se encuentra una organización de millonarios italianos. Los últimos coletazos del kitsch antes de adentrarnos en las partes más poéticas del film que hacen de este episodio una transición perfecta entre la parte inicial, extravagante y escandalosa, como unos pétalos, hacia el capítulo tres, el más largo y el que nos cambia por completo la percepción de La flor.
(Continúa en La Flor: Segunda Parte)
hommecinema.blogspot.fr
Mismas actrices, distintos personajes pues. El segundo capítulo nos cuenta la historia de una pareja de cantantes que ha roto y sin embargo, por contrato, se ven obligados a grabar un último álbum. El dúo Siempre verde, exploit paródico del dúo Pimpinela al que los diálogos hacen referencia en la escena del interfono "¿Quién es? Soy yo ¿Qué vienes a buscar? A vos" Una historia de odio y rencor salpicada por unos flashbacks de fotografía preciosa, en blanco y negro, donde la narración literaria, de un peso capital en la obra, comienza a asomarse tímidamente, contándonos la antigua historia de amor del dúo, desde el punto de vista de ella y luego de él.
Además, la asistente personal de la cantante sigue su propia subtrama en el momento en que descubrimos un tráfico ilegal de escorpiones detrás de los que se encuentra una organización de millonarios italianos. Los últimos coletazos del kitsch antes de adentrarnos en las partes más poéticas del film que hacen de este episodio una transición perfecta entre la parte inicial, extravagante y escandalosa, como unos pétalos, hacia el capítulo tres, el más largo y el que nos cambia por completo la percepción de La flor.
(Continúa en La Flor: Segunda Parte)
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