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Voto de harryhausenn:
8
6.0
2,488
Drama. Thriller
Charlotte Gainsbourg acepta interpretar a una bruja lanzada a la hoguera en la primera película dirigida por Beatrice Dalle. Pero la anárquica organización, los problemas técnicos y los brotes psicóticos sumergen gradualmente el rodaje en un caos de pura luz... Lux Æterna es un ensayo sobre el cine, sobre el amor por el cine y la histeria en un set de rodaje. (FILMAFFINITY)
20 de octubre de 2020
27 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
La nueva obra de Gaspar Noé desdibuja el límite entre la publicidad y el cine. El debate acerca de la esencia de este mediometraje queda abierto, ya que ante Lux aeterna no sabemos en qué punto termina la venta del producto y a partir de dónde comienza la película. Aunque sí es cierto que se trata de un encargo de la firma Saint Laurent, tacharlo de anuncio de cincuenta minutos sería reduccionista, pues el supuesto producto a vender, tres vestidos, en ningún momento ocupan el centro de la imagen ni de la narración.
Es el set de rodaje el verdadero protagonista de esta pesadilla macarra donde los conflictos preceden al caos. Béatrice Dalle y Charlotte Gainsbourg, haciendo de sí mismas colaboran en un proyecto acerca de la quema de brujas. A pantalla partida, mientras las dos estrellas cuentan sus experiencias en los rodajes, la leña crepita bajo un fuego incipiente que anuncia la gran hoguera que se avecina. Los rencores y conflictos florecen hasta convertir el plató en un lugar insoportable, una prisión claustrofóbica como ya era la de Clímax, su anterior y hasta la fecha más redonda película.
El film podrían ser dos planos secuencia en split-screen si no fuera por las pequeñas pausas que nos permiten, por primera vez en la filmografía de Noé, respirar, o más bien recuperar el aliento. Rótulos que de nuevo muestran las grandes influencias del director: Dies Irae de Dreyer, donde la actriz que interpretaba la bruja había sido torturada por el desalmado cineasta para lograr unas reacciones más convincentes; Godard, el viejo gruñón obstinado por antonomasia y Fassbinder, donde ya mostró que los rodajes son tan insufribles como necesarios y donde los implicados pasan del amor al odio en segundos en su socarrona Atención a esa prostituta tan querida, donde la prostituta, por supuesto, era el cine. Una triple entente que muestra un Gaspar Noé transparente, que reconoce su fama pero que al mismo tiempo se burla de su reputación, que se recochina en el sufrimiento que él mismo provoca pero que a la vez muestra con la máxima ternura su amor por el cine.
Es el set de rodaje el verdadero protagonista de esta pesadilla macarra donde los conflictos preceden al caos. Béatrice Dalle y Charlotte Gainsbourg, haciendo de sí mismas colaboran en un proyecto acerca de la quema de brujas. A pantalla partida, mientras las dos estrellas cuentan sus experiencias en los rodajes, la leña crepita bajo un fuego incipiente que anuncia la gran hoguera que se avecina. Los rencores y conflictos florecen hasta convertir el plató en un lugar insoportable, una prisión claustrofóbica como ya era la de Clímax, su anterior y hasta la fecha más redonda película.
El film podrían ser dos planos secuencia en split-screen si no fuera por las pequeñas pausas que nos permiten, por primera vez en la filmografía de Noé, respirar, o más bien recuperar el aliento. Rótulos que de nuevo muestran las grandes influencias del director: Dies Irae de Dreyer, donde la actriz que interpretaba la bruja había sido torturada por el desalmado cineasta para lograr unas reacciones más convincentes; Godard, el viejo gruñón obstinado por antonomasia y Fassbinder, donde ya mostró que los rodajes son tan insufribles como necesarios y donde los implicados pasan del amor al odio en segundos en su socarrona Atención a esa prostituta tan querida, donde la prostituta, por supuesto, era el cine. Una triple entente que muestra un Gaspar Noé transparente, que reconoce su fama pero que al mismo tiempo se burla de su reputación, que se recochina en el sufrimiento que él mismo provoca pero que a la vez muestra con la máxima ternura su amor por el cine.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Más allá de la trama, lo que cabe destacar de este mediometraje es algo que sucede en su tramo final, pues por primera vez vemos que el estilo tan particular de Noé no es mero adorno sino que esta vez forma parte de la propia narrativa. Es decir, sus ya icónicas luces epilépticas, sus flashes y sus destellos acelerados no es que acompañen las escenas, sino que esta particularidad técnica que ha definido su cine se convierte en un objeto concreto en Lux aeterna: la hoguera. Un glitch provoca que las tres actrices ardan de angustia mientras las luces se disparan y el resplandor alcanza el patio de butacas. A medidas que las siluetas de las mujeres se retuercen y se difuminan, el reflejo de las explosiones lumínicas que en un principio nos noquea y nos hiere, poco a poco, se vuelve placentero. Permitimos a esas llamas digitales consumirnos hasta alcanzar el éxtasis final, el clímax,
Esa hoguera final es el juicio al que se somete al cineasta. Pero en ella Noé no sólo sentencia a sus compañeros que le hacen la vida imposible en plató, sino también al público que lo critica e incluso a sí mismo tras la experiencia agotadora del rodaje. El fuego purifica y libera el alma de las brujas, aliviadas tras el fin de la tortura, de los espectadores, flotando en una nube tras la experiencia revitalizadora y del propio director, que se regocija de haberse salido con la suya, una vez más.
hommecinema.blogspot.com
Esa hoguera final es el juicio al que se somete al cineasta. Pero en ella Noé no sólo sentencia a sus compañeros que le hacen la vida imposible en plató, sino también al público que lo critica e incluso a sí mismo tras la experiencia agotadora del rodaje. El fuego purifica y libera el alma de las brujas, aliviadas tras el fin de la tortura, de los espectadores, flotando en una nube tras la experiencia revitalizadora y del propio director, que se regocija de haberse salido con la suya, una vez más.
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