Luc Besson se muestra intratable en este estupendo film, sabiendo crear una buena mezcla de escenas constantes de violencia con una historia encantadora y entrañable entre un asesino a sueldo y su pequeña 'aprendiz'. Este lazo de sentimentalismo entre ambas personas me hace recordar por unos momentos a ese que también mantuvo Kevin Costner y su niño rehén en la película 'Un mundo perfecto', pero en el caso de Leon y Matilda, la caracterización es mucho más imponente y hace que sientas empatía constante hacia ellos.

El hecho de entrar con tan descaro en el mundo del cine por parte de Natalie Portman, ya hace subir la nota a este peliculón. No solo significa su primer papel, sino que además, lo interpreta brillantemente, sin ninguna objeción al respeto y sobretodo con una interpretación muy sincera. A su lado, Reno no baja el nivel de actuación ni mucho menos. Ese 'limpiador' con una doble faceta, siendo un hombre impertubable pero a la vez tierno y honesto cuando conoce a ella. No solamente recordaré siempre sus caras de total analfebeto y con una bobería insultante cuando Matilda lo pone a prueba, sino que además suelta frases que entran en lo más profundo de uno, como por ejemplo la tan citada: '' La vida es siempre dura''

Aún siendo una película realmente buena, hay siempre alguna cosa a mejorar. Según mi punto de vista Gary Oldman no creo que realice un papel tan contundente como mucha gente opina, pero está claro, para gustos los colores. Su séquito está formado por un elenco de hombres a cada uno más disperso. Por ejemplo, ¿qué pinta el rastaman en una película como ésta? A mi parecer es un pegote que no se acerca nada al concepto de hombre resolutivo con una arma. En definitiva, no hay casi aspectos negativos a destacar de esta película.

Finalmente, y dándole un toque sencillamente brutal, la banda sonora está que se sale. Combina perfectamente con el metraje y hace que tu imaginación vuele mientras ves escenas enternecedores de paseos de Leon y Matilda por Nova York. En algunas escenas, tiene la música un carácter marcado francés que despiertan sentimientos positivos de dentro de uno mismo.