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Voto de gonzalo restrepo sanchez:
10
Animación. Aventuras. Comedia. Infantil Carl Fredricksen es un viudo vendedor de globos de 78 años que, finalmente, consigue llevar a cabo el sueño de su vida: enganchar miles de globos a su casa y salir volando rumbo a América del Sur. Pero ya estando en el aire y sin posibilidad de retornar Carl descubre que viaja acompañado de Russell, un explorador que tiene ocho años y un optimismo a prueba de bomba. (FILMAFFINITY)
10 de junio de 2009
149 de 176 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se supone que los filmes de animación están dirigidos a los niños. Cuantos adolescentes y adultos dicen no perder el tiempo en este tipo de géneros y resultan observando filmes a los para nada los invita a reflexionar. Caso curioso o anécdota es el de una amiga joven, quien tras ver la película “Up”, con su hijo de siete años, salió recomendándola a todo mundo con una cara de felicidad.

Muchas de sus amigas fueron a verla, con el pretexto de llevar a los niños a cine. Pero no importa. Allí, en la sala de cine, frente a frente ante las imágenes en movimiento de “Up”, salieron fascinadas y los niños ni hablar. ¿Qué pasó? Pues la cuestión hay que responderla con otra formulación: ¿Cuál es el mensaje de la película de Peter Docter y Bob Peterson?

Pues muy sencillo: las ganas y el deseo de hacer muchas cosas por la vida, a pesar de la edad que tengamos. Que nada es imposible, si la imaginación y el amor por lo que se indaga con corazón y bravura son motores de búsqueda. Que siempre hay en el camino alguien que decide acompañar nuestros intereses e ilusiones. Que hay que vivir de pequeñas utopías. Esto en lo que respecta al señor Carl Fedricksen (personaje parecido al mítico actor Spencer Tracey).

Respecto al niño de ocho años Russell, toda una metáfora de la inocencia por querer ayudar, por buscar nuevas metas al alcance de las posibilidades de la mente inocente. El afán de la mirada ingenua para y por construir un camino lleno de aspectos gratificantes.

Y lo último que reina como idea madre de esta película, a mi juicio obra maestra: Juventud y sabiduría, como los ingredientes para superar los malos hábitos de aquellos —el fastidioso Charles Muntz en el filme—, quienes creyéndose salvadores (¿de qué?), lo único que hacen es satisfacer su megalomanía —y en el este planeta hay muchos y por todas partes—.

Y como vemos al final de la cinta: sentados el niño y el anciano sobre un bordillo tomando un helado. ¡Ah! A un lado parqueado el dirigible —la metáfora de estar dispuesto a otro viaje en la búsqueda de aventura—, pues la batalla de la felicidad, no ha sido un trofeo esquivo. No es cuestión de leer libros sobre la felicidad. Es la resolución e imaginación para sentarla a tu lado.
Gonzalo Restrepo Sánchez (Film critic, Barranquilla, Colombia)
gonzalo restrepo sanchez
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