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Voto de Rafa Neural:
5
Terror Un grupo de jóvenes estudiantes de cine ruedan una película en un bosque, donde descubren que la muerte ha cobrado vida. Montados en una camioneta, y sin dejar de filmar ni un minuto de lo que les ocurre, recorren las carreteras de Pensilvania con el objetivo de llegar a sus hogares, pero después de algunos intentos se dan cuenta de que para ellos ya no queda ningún hogar real. (FILMAFFINITY)
7 de julio de 2013
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Y es que hay viejas glorias que deberían saber cuándo retirarse. George A. Romero, director de culto que sentó las bases de la que sería la posterior "mitología zombie" que ha llegado hasta el cine actual, parece haberse empeñado en defenestrar su fama y su leyenda, haciendo gala de su poca adaptabilidad a los tiempos que corren.

Mucho le debemos a este director americano, sin el cual los fans del género zombie (entre los que me incluyo) no hubiesen encontrado su pequeño espacio de disfrute y satisfacción en ambientes apocalípticos, olor a carne putrefacta y tensión social entre supervivientes que tratan de conservar su humanidad. El problema está en que hay que saber hasta qué punto uno ha cumplido con su misión en la Tierra. Sin Romero no habría 28 días después, ni The Walking Dead, ni la genial Zombies Party. Nunca debemos olvidar nuestras raíces, pero ello no significa que las raíces deban convertirse en un elemento parasitario y marginal de nuestro cine, a las cuales haya que rendir un culto constante sin obviar cómo el tiempo les ha jugado una mala pasada.

Centrándonos en el título que nos ocupa, El diario de los muertos es mala. Le doy un aprobado por el valor cultural que supone el que un director de culto nos siga brindando títulos, y porque si tus expectativas no son altas, la cinta entretiene. Pero cae en enormes errores. Grabada como falso documental y de una forma muy oportunista tras el éxito de REC (que así mismo se alimentaba de anteriores fórmulas como El proyecto de la bruja de Blair u Holocausto Canibal), resulta bastante incongruente que este recurso sea utilizado para aportar tensión y realismo a la historia, y luego destroces todo el ambiente con una banda sonora a veces hasta cómica. También hay que tener en cuenta los enormes fallos de racord en escenas en las que hay cambios de plano con la excusa de que dos personajes tienen su propia cámara (por favor, ¡incluso personajes que desaparecen de escena!). El hecho de que la fotografía sea demasiado cinematográfica hace que no nos creamos el regustillo doméstico o aficionado que se pretende. El hecho de que ciertos planos estén demasiado estudiados o incluso que el cámara sea capaz de seguir el movimiento de ciertos personajes como si ya se anticipase a lo que va a pasar... todo ello hace que no nos creamos absolutamente nada de lo que está pasando.

George es un mito viviente. Pero si no es capaz de reinventarse, corre el riesgo de convertirse en otro muerto viviente.
Rafa Neural
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