Walking Dead es una serie que trata sobre zombis, si nos quedamos con ese concepto, a más de uno le echará para atrás ponerse a verla. Pero es que es mucho más que zombis y sustos, tiene lo mejor de películas clásicas como La noche de los muertos vivientes pero encima sumándole las buenas ideas y aportaciones que han tenido al genero de muertos vivientes obras como 28 días o El amanecer de los muertos. Es como si hubieran cogido lo mejor de cada obra lo hubieran pasado por la Turbomix y les hubiera salido una salsa de los más apetecible.
No obstante, lo que más me gusta de esta serie a parte del terror y la angustia que sientes viéndola a altas horas de la noche, es el desarrollo de los personajes, como interactúan entre ellos, las intrigas, las amistades ,los celos, las traiciones, la desconfianza….
Y si todo esto no fuera suficiente, dichos personajes no se quedan estancados en su rol de héroe o villano toda la serie si no que van evolucionando según las experiencias que van viviendo, no hay ningún personaje intocable, cualquiera puede morir a la vuelta de la esquina y eso le da mucha miga a la serie.
Quizás por la evolución que sufre desde el comienzo de la serie y por ser al que hemos acompañado durante toda su odisea, el personaje de Rick Grimes, genialmente interpretado por Andrew Lincoln, sea mi favorito.
De este modo tenemos un grupo de supervivientes en mitad de una américa profunda sumida en el holocausto, las leyes y la civilización ya no existen y de nuevo predomina la ley del viejo oeste, donde solo los mas fuertes y rápidos con el revolver sobreviven. Ya no solo huir de los muertos vivientes es vital si no que los encuentros con otros humanos supervivientes pueden llegar a ser tan mortíferos como una horda de comecerebros. Mítica es la escena del fortuito encuentro con unos forasteros en el bar con Grimes de protagonista, digna del mejor Sergio Leone.
Otra cosa que me fascina, es observar como personas que antes del accidente eran normales y corrientes, tienen que abandonar las convenciones sociales y ser ellos mismos. Dejando su naturaleza salvaje florecer y con ella sus virtudes y defectos hasta entonces ocultos por la mascara de la civilización. Un gran ejemplo es el de Glenn, un tímido y anodino chico de padres coreanos y repartidor de pizza, que tras los terribles sucesos se revela como un auténtico experto en logística y orientación que demuestra una gran valentía.
Acaba de comenzar la tercera temporada de Walking Dead y no decae, tras la monumental primera temporada, la segunda se estancó un poco en la trama y los escenarios, sin por ello perder la intensidad y emoción que impregna cada episodio. Pero veo con alegría como en esta tercera y de momento última temporada vuelven a aparecer en escena nuevos escenarios y personajes, así como la reaparición de otros que parecian olvidados hace tiempo.
De todos, resaltaría a Danai Gurira y su genial personaje.
Como veis no puedo decir nada malo de esta serie, me tiene maravillado y seguro que tiene cosas malas, como que al final se vuelve un tanto rutinario matar zombis, pero es que hasta para eso la serie tiene gracia por que ves como van perfeccionando sus técnicas, mas mortíferas y sigilosas según adquieren experiencia. Lo dicho seguro que no es tan buena pero cuando un producto de calidad te engancha y te enamora, no puedo ponerle ningún pero y si recomendarla fervientemente.