Por recomendación de una persona muy especial para mí, he comenzado la serie (exclusiva de Netflix) “Sex Education”, estrenada este año, y la cual he finalizado en apenas cuatro días. Ya sabéis como funciona Netflix…

La serie es inglesa, y trata sobre un joven con problemas con el sexo, con una madre que hace terapia sexual, y que… es mejor que lo descubráis vosotros mismos. La verdad es que esperaba una comedia sin complejos para pasar el rato, y me he encontrado con más… mucho más.

Hay muchas series sobre adolescentes que están dirigidas a adolescentes (como por ejemplo, “Por trece razones”). Este no es el caso, ya que la serie está tratada con inteligencia y sinceridad, sin que las historias de sus personajes adolescentes nos parezcan banales o ridículas, siendo su público objetivo más maduro (aunque vale para todos los públicos).

Pocas veces se ha tratado el tema del sexo con tanta transparencia y falta de complejos, ofreciendo momentos explícitos, y situaciones que, aunque parezcan inverosímiles, suceden. Creo que la estupenda “American Pie” (1999) lo abordó de forma divertida y bastante pionera en su momento, pero aquí hay más atrevimiento y se arriesga mucho más, obteniendo unos resultados más que satisfactorios.

La serie apuesta (muy acertadamente) por la comedia y un tono juvenil distendido, pero sin hacer ascos al drama o la seriedad de ciertas situaciones, consiguiendo un conjunto divertido y desmelenado, pero con un necesario mensaje y momentos para la reflexión.

La realización no es lo que más destaque de la serie, ya que el género y la trama no da tampoco para muchas florituras, aunque tiene algún momento inspirado, y cumple, no percibiendo en ningún momento una serie técnicamente mediocre, más bien estimable y con grandes paisajes (el pueblo es precioso).

También es muy inteligente el uso de las canciones, todas ellas grandes clásicos reconocibles por el gran público. Suman al cómputo final y casan a la perfección.

Luego tendríamos los personajes, todos ellos entrañables y muy bien dibujados (aunque hay alguno muy repelente, imprescindible en toda serie adolescente que se precie), a los que se les coge cariño enseguida. Personalmente me quedo con Otis (el protagonista) y Eric (su mejor amigo, y al que es imposible no querer), entre otros. Amos tienen una química impresionante y su gran amistad se te queda grabada directamente en el corazón.

En cuanto al reparto, están todos fabulosos, pero de nuevo,destaco a Asa Butterfield, como protagonista, que representa, a la perfección, al típico de “loser”, pero con más experiencia de la que cabría esperar y rebosante de bondad. Y bueno, qué decir de Ncuti Gatwa... maravillosa actuación que merece todos los premios habidos y por haber. Su evolución es increíble. También destacar la aportación de la siempre elegante Gillian Anderson (Scully en “Expediente X”) como madre del protagonista.

En conclusión, estamos ante una entretenida serie que trata el sexo desde el humor y la inteligencia (así como la sabiduría), y que es más que recomendable gracias a unos diálogos y tramas inspirados, un reparto más que entregado y unos personajes inolvidables. Una grata sorpresa que deja buen rollo y un poderoso mensaje después de su visionado. Esperando con ganas su (confirmada) segunda temporada.

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