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Voto de Javi McClane:
6
Drama En Los Ángeles, durante una jornada especialmente agobiante a causa del calor y del colapso del tráfico, de repente, un ciudadano normal se rebela de manera violenta y destructiva contra todo lo que lo rodea. Bill Foster (Michael Douglas) no es más que un hombre corriente que supera como puede las frustraciones de cada día y que lo único que quiere es regresar a casa. Un oficial del departamento de policía (Robert Duvall) intentará ... [+]
28 de junio de 2020
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Recientemente ha fallecido el gran Joel Schumacher, director que desgraciadamente serás más recordado por la injustamente vapuleada Batman Forever y, sobre todo, por la desternillante (por los motivos equivocados) Batman & Robin, más que por algunos de sus trabajos. Personalmente, mi favorita de su filmografía es la maravillosa Jóvenes Ocultos (The Lost Boys), pero después de la triste noticia muchos han destacado Un día de furia (Falling Down) como su mejor obra.

Yo recordaba haberla visto de pequeño, quedándome con sus escenas más icónicas, pero he considerado que no había mejor momento que éste para revisionarla y poder comprobar si realmente es la mejor de su extensa filmografía, ya que no la tenía tampoco tan fresca. 

Pues bien, la he podido volver a visionar y, aunque considero que es una película única en su especie, con un encanto 90's que me encanta y con unas interpretaciones fabulosas, creo que no es la mejor (para mí sigue siendo la estupenda película de vampiros) pero sí uno de sus mejores films, de lejos.

Sin duda estamos ante una película que hoy en día escandalizaría a más de uno (y más con los terribles tiempos que corren), pudiendo considerarla, sin ningún temor a equívoco, que estamos ante una cinta políticamente incorrecta, ya que aborda temas espinosos sin ningún tipo de tapujo. Sólo por ese punto ya merece la pena el visionado.

Luego tenemos la dirección de Schumacher, con ese toque noventero que tan bien le queda a la cinta y con escenas icónicas que engrandecen el resultado final. Atención a su agobiante inicio y a esa sensación de claustrofobia que da a la ciudad de Los Ángeles con ese calor sofocante e insoportable. Se nota el buen hacer del señor Schumacher tras las cámaras, y seguramente en otras manos menos expertas la cinta no habría tenido el mismo impacto.

Y bueno, el guion hoy sería directamente cancelado y jamás se le hubiese dado la luz verde, ya que se nota que es de otra época (mucho más permisiva y, por qué no decirlo, mucho menos tiquismiquis). Eso hace que la película ya tenga un valor de por sí, con ese descenso a los infiernos por parte del protagonista.

No obstante, se nota cierta ambigüedad a la hora de abordar ciertos espinosos asuntos (el de la ex-mujer, por ejemplo), ya que al principio nos pintan al personaje principal como un pobre hombre que se ve superado por las circunstancias, pero cada vez destapan más al posible monstruo que supone un peligro para los que le rodean.

La otra cara de la moneda es el policía del film, un personaje bonachón y tranquilo (y que hoy jamás sería dibujado de esta forma) que decide ir más allá en busca del hombre de camisa blanca y corbata. También hay cosas que me descuadran de este otro protagonista, sobre todo en el final de la cinta, pero nada especialmente relevante que arruine la función.

Tampoco hubiese estado de más recortar un poco la duración, ya que las casi dos horas se hacen algo excesivas y hay algunos episodios que se podrían haber obviado para hacer más ameno el ritmo de la película.

Y esto no sería lo mismo sin la participación de un inmenso y visceral Michael Douglas en el que es uno de sus mejores papeles (pero de lejos), en un personaje complejo y de difícil digestión (como la película en si), saliendo más que airoso de la complicada papeleta. El por qué no se le nominó en su año a Mejor actor principal es uno de esos misterios que quizás sea mejor no desenterrar, pero ahí lo dejo.

No se queda atrás su compañero Robert Duvall, con una interpretación comedida pero entrañable y convincente, dando matices a su personaje y cumpliendo su cometido de agente de la justicia que debe detener las locuras del desquiciado protagonista. Sin ellos dos la película no hubiese sido lo mismo, siendo lo mejor de la cinta.

En conclusión, estamos ante una estimable producción de los 90, arriesgada y atemporal, ya que podría suceder perfectamente en la actualidad porque, por mucho que se diga, seguimos casi en el mismo punto y la gente sigue perdiendo la paciencia y la cabeza, y esta película lo escenifica de forma bastante voraz y atrevida. 

Lo dicho, una de las mejores películas del señor Schumacher. Descanse en paz. 

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Javi McClane
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