A primera vista, uno se planta ante "Sergeant Rutlege" como lo hace ante cualquier film menor de John Ford, con la intención de asistir a un cúmulo de despropósitos de guión, grabados con una genialidad nunca antes vista.
Bien, pues no es a esto a lo que se asiste en éste. Esto no es "Mogambo". Aquí todo tiene un sentido, el guión acompaña y aunque no disfrutemos del sobrado talento de gente como John Wayne, si que se cuenta con actores capaces de situarse a la altura de las circunstancias.

Woody Strode demuestra que no existen, más que en nuestra imaginación, esas épocas en las que no había cuerpos tonificados ni actitudes nobles. Esa época en la que se estilaban los actores con tetas, y cuyo sex-appeal "per se" era suficiente para asumir cualquier tipo de pose o papel (que recuerdos de unos cincuentones Chartlon Heston o Clark Gable... haciendo el ridículo más supino). Y además actúa. Lo nunca visto.

A todo esto hay que sumar la intención rompedora con la situación social de los negros en Estados Unidos... muy de moda a comienzos de los 60. Tanto es así que sólo dos años despúes surgiría la trascendente "Matar a un ruiseñor". ¿Podemos citar ésta como precursora? Más bien era la consecuencia lógica del sentimiento conjunto de un enorme minoría.

Ford se supera y nosotros se lo agradecemos. Directa al segundo cajón de la clasificación (el que componen obras como "Las uvas de la ira" o incluso "la diligencia").