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España España · mADRID
Voto de RARRA:
9
Musical. Drama Biografía del legendario compositor americano Cole Porter, un icono de la música del siglo XX cuyo esplendor coincidió con la época dorada de Hollywood. En 1964, a punto de morir, toca al piano una melodía melancólica y familiar que lo lleva a evocar el pasado: recuerda las personas y los hechos más importantes de su vida, sobre todo, la profunda y compleja relación con su esposa y musa, Linda Lee Porter. (FILMAFFINITY)
1 de febrero de 2008
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay que irse acostumbrando al termino “BIOPIC”, resumen de Biographical Picture, lo que siempre se había llamado película biográfica. Un biopic aproxima normalmente a la peripecia de una persona, pero raramente la deja de traicionar. Por lo tanto, uno debe tomar el biopic como aproximación a algo, desconfiar de ese algo y buscarse de otros procedimientos de aproximación a la realidad.

De-lovely es un espléndido biopic. Como película tiene una buena dirección, unos protagonistas probablemente inmejorables, una ambientación correctísima. Y además, como el propio conductor de la película indica cumple las condiciones exigibles a un musical: ni empieza como una balada, ni termina como una balada. Es una promesa que se cumple y se incumple.

Cole Porter es su música, nada más. La película comienza con el “Night and Day“ de “La alegre divorciada (1932) y concluye con el “In the still of the night” de 1937. En esos años 30 culmina la carrera de Cole Porter que luego declina. El “Be a clown” de El Pirata (1947) aparece en la propia película como una claudicación ante Hollywood y efectivamente lo fue como una culminación o una consagración de un decadencia, aunque lo sea con la calidad Porter.

Pero volvamos a la idea del “biopic”. La música es necesaria, pero no es la protagonista real de la película, aunque sea su principal activo. La historia no es la historia de la música del compositor, sino la trayectoria del compositor mismo y su opción sexual.

No parece estar muy explícito en la película que Linda, mujer de Porter, tuviera 10 años más que él, ni que ella fuera una francesa millonaria, ni que el tipo de matrimonios con aceptación de la homosexualidad de la pareja fuera habitual es esos círculos. Más explícita es la promiscuidad homosexual de Porter, cuyo Night and Day estaba destinado al coreógrafo Nelson Barclift. La homosexualidad no deja de estar presente, pero en ningún momento es trágica para la pareja, sino simplemente incómoda. Y llega a presentarse de una forma inesperada en la asombrosa escena en la que Cole Porter enseña a cantar Night and Day en vísperas de su estreno, miarada y manos.

No obstante, el verdadero Cole Porter, con sus audacias armónicas, vivió en los treinta y la peripecia de su vida duró más. También eso pesa en la película.

Los actores, de nuevo hay que decirlo, espléndidos, más allá de las exigencias de los maquillajes de joven a viejo Tanto Kevin Kline, como Ashley Judd recrean verosímilmente sus personajes. La ambientación, justamente de los años 30, perfecta. La dirección, resultado y precedente de lo anterior. Un error probablmente impuesto por los intérpretes: muchas canciones están adaptadas o reinterpretadas con cánones modernos traidores a los arreglos de aquellos años, hasta el punto de hacer algunas canciones irreconocibles.

Pobre Cole Porter. Anything goes.
RARRA
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