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Voto de Chris Jiménez:
5
Comedia El detective Ace Ventura, especializado en rescatar animales secuestrados, recibe el encargo de localizar y rescatar el delfin Copo de Nieve, mascota del equipo de fútbol de Miami, que ha sido secuestrado el día anterior a la gran final que debe disputar el equipo. (FILMAFFINITY)
10 de abril de 2017
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Porque él la puede encontrar. Métodos extravagantes pero resultados seguros. Y es que, si hay quien se dedica a exterminar fantasmas, asustar a tus vecinos o a la mensajería a través del espacio, ¿por qué no a encontrar animales?
Hay empleos para todo.

Los años '90 habían llegado y parecía que EE.UU. necesitaba un nuevo cómico que rompiera todos los moldes y sorprendiese a nivel internacional; sí, había muchos actores, pero o estaban desfasados (Bill Murray, Steve Martin...) o simplemente no hacían ni pizca de gracia (Rodney Dangerfield, Tim Allen...). Pues resulta que un joven llamado James Carrey, cuya carrera se había iniciado sobre los escenarios y en shows televisivos, empezaba a despuntar entre los mejores cómicos del momento gracias a su salvaje capacidad de improvisación y su facilidad para el humor físico.
Ya tuvo sus pequeñas apariciones en varias series y películas, siendo una de las más anecdóticas la de aquel "rockero" drogadicto de amargo final en "La Lista Negra" (última y peor entrega de la gastada saga de Harry Callahan). En 1.993, tras haberse deshechado candidatos como Judd Nelson, el bueno de Rick Moranis o incluso Alan Rickman (¡!), el productor James G. Robinson optó por dar al prometedor Carrey su primer papel protagonista en un film, quien iba a ser dirigido por el guionista Tom Shadyac, debutante en la industria cinematográfica y seguramente uno de los más afiliados al actor.

Carrey, que también colaboró en el guión, optó por interpretar a aquel peculiar personaje, que o bien podía encumbrarle como estrella de la comedia o hundirle en la más absoluta de las ruinas, de la única manera viable y, también, de la más cómoda: haciendo resaltar su faceta más alocada, exagerada, surrealista y gesticulante posible. Así es Ace Ventura, enteramente un dibujo animado hecho persona, una caricatura grotesca y estrafalaria de cualquier detective de las playas del Miami de los '70, y su oficio es encontrar mascotas.
De hecho ese es el único aspecto que hará de tan fanfarrón, insoportable, desquiciante y censurable individuo algo digno de admiración: su amor incondicional por los animales, a quienes acoge y trata con más cariño y respeto que a todos los humanos que le rodean (representados desde un punto de vista cínico, cruel y detestable). La secuencia de arranque nos estampa en la cara el humor al que estaremos sometidos durante todo el metraje, un humor muy al estilo de los Farrelly, muy gamberro, políticamente incorrecto (esta no es una película para niños) y a menudo tan ridículo y esperpéntico que te acaba sacando la carcajada, y de paso nos presenta a Ventura en todo su esplendor.

Un personaje que se inmiscuye sin querer en una enrevesada intriga cuando el delfín Snowflake, la adorada mascota de los Miami Dolphins, es secuestrada misteriosamente, caso en el cual la incompetente policía poco tiene que hacer ante la preclara mente de este Sherlock Holmes moderno con tupé repeinado y camisa de juerguista al que no se le escapa ni una cuando un animal está en peligro. Shadyac encadenará un "gag" tras otro a mayor gloria de las habilidades bufonescas de Carrey, que causarán la misma catatonia en el público que en los demás personajes, mientras la atención en dicha intriga empieza a desequilibrar el enfoque del film.
Porque llega un punto, más o menos en el ecuador de una trama tan idiota como interesante, en que el tono sufre abruptos cambios y se hace díficil de creer, o de querer creerse, que esas abundantes dosis de violencia y un suspense que raya en lo grotesco y a veces perturbador (sobre todo a partir de la investigación en casa de Ray Finkle) puedan encajar en una historia de espíritu tan sencillamente gamberro y divertido, que es a lo que realmente parecía aspirar la película en un principio. Al final uno no sabe donde encajarla, pero es en definitiva la comedia, que de alocada pasa a muy, pero muy negra, la que domina hasta el final.

Entre medias, un romance entre Ace y la atractiva publicista de los Dolphins Melissa, que no va a ningún sitio ni nos importa en absoluto, y un guión que se servirá de la agilidad, la absurdez y una pesquisa rematada con una de las reacciones más increíblemente exageradas e impagables que se hayan visto nunca, y que tenemos en el quizá más memorable momento, a su vez el que más controversia ha generado desde entonces (ofensiva escena para muchos ahora que lo políticamente correcto está a la orden del día). Sí, esa donde el protagonista descubre quién es, para su desgracia, el misterioso villano Finkle.
Sorprendente es decir poco. Tanto como la actuación de un Carrey hiperactivo, desatado, chillón, gesticulante en extremo e irritante como pocas veces le hemos visto (no le falta mucho para alcanzar al desquiciado de "Un Loco a Domicilio") en contraposición a tan comedido plantel donde tenemos a una Sean Bean que no sabe muy bien su cometido (qué lejos se ven sus días de "Blade Runner"), la preciosa Courteney Cox previa a su éxito con "Friends" y famosos como Dan Marino, Tone Loc y Randall Cobb, quienes secundan a Carrey y que sirven, más que otra cosa, de apoyo a su incombustible locura. Digna de mención es también la genial aparición del grupo de "death metal" Cannibal Corpse, amigos del actor.

Como era de esperar, "Ace Ventura" fue machacada por los críticos en su estreno, y hasta fue nominada a un Razzie para su protagonista, pero también resultó todo un éxito de taquilla, embolsándose más de 70 millones de dólares (¡y eso sólo en EE.UU.!) frente a su modesto presupuesto de 15 millones.
No pasará a la Historia como una joya de la comedia, es más, es una película horrible en su género al igual que en la futura y mejor carrera de Jim Carrey...pero logra ser extrañamente desternillante y fresca. Todo lo contrario que su infumable secuela.
Chris Jiménez
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