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Voto de Chris Jiménez:
7
Intriga. Acción Narra la arriesgada lucha de un detective (Bruce Dern) por cazar a su eterno y malvado enemigo, un conductor (Ryan O'Neal) que se ha huido de la justicia y que es muy peligroso. (FILMAFFINITY)
28 de febrero de 2019
13 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tenemos a un policía que se pretende un tipo duro, que va de chulo, que se cree el mejor y que está obsesionado por pillar a un hábil conductor que participa en atracos, un tipo duro de verdad, más chulo que nadie y que realmente es el mejor. ¿Quién ganará y quién perderá en esta cacería por la ciudad?

El señor Walter Hill ya llevaba un tiempo ejerciendo de guionista, pero su entrada en el cine como director fue a partir de "El Luchador", ambientada en las peleas callejeras de la New Orleans de los años '30 y que contaba con Charles Bronson y James Coburn en los papeles principales; después probó suerte en la televisión con la serie "Dog and Cat" pero obtuvo tan poco éxito que acabó cancelada. El productor Lawrence Gordon, con quien había trabajado Hill, le propuso la idea para su próximo proyecto, bautizado "The Driver", que tendría a un lacónico conductor experto en fugas de protagonista.
Según el director, su intención era hacer un "thriller" de acción lejos de los convencionalismos hollywoodienses del género. Los ingleses Barry Spikings y Michael Deeley, que financiarían "Convoy" o "El Cazador", participaron en la producción, en la que Hill deseaba tener de estrella a Steve McQueen, que rechazó por no verse repitiendo en otro film de persecuciones; tras esto, se aproximó a Ryan O'Neal, quien ya era bastante famoso gracias a "Love Story" o "Barry Lindon", y para el personaje que terminaría interpretando Bruce Dern tenía pensado a Robert Mitchum.

El argumento es de lo más sencillo. En las calles de la ciudad de Los Ángeles un conductor al que llaman "Cowboy" siempre consigue fugarse a toda velocidad del lugar de un robo y dar esquinazo hábilmente a la policía; no hay nadie tan rápido como él, por eso sus servicios no resultan nada baratos. Este tipo hecho para tener la vista en la carretera y las manos en el volante se le empieza a atragantar a un arrogante y apático detective cuyo mayor deseo es pararle los pies de una vez por todas, y para ello organizará un supuestamente infalible plan contando con la ayuda de tres atracadores...
Conciso, directo y simple, así es "The Driver". Su fuerza radica en su sencillez; no obstante, tras ella se esconde una fascinante y bella complejidad. Desde el inicio de la película, el director no se anda con innecesarios preámbulos y nos mete en el corazón de la intriga y la acción; la oscuridad de noche y la violencia de la persecución se equilibran de forma perfecta en un elegante y frenético espectáculo. Las ruedas chirrían en el asfalto y los choques duelen de verdad; Hill demuestra que tiene un talento innato a la hora de ofrecer auténtica y musculosa acción, lo que será una de las señas de identidad de su cine.

Detrás del entretenimiento tenemos a dos hombres enfrentados, el policía y el conductor. No son realmente personas, pues carecen de identidad, sino símbolos encarnados: el primero de la corrupción y la arrogancia, el segundo de la libertad y la perdición; el mayor acierto de "The Driver" es dejar a estos personajes, así como el de la chica que acompaña al conductor, en incógnita, lo que en cierto modo acaba mitificándoles y reforzando la atmósfera de misterio del film. ¿Quién es ese joven que tiene la palabra tristeza escrita en el rostro y una mirada perdida que induce a la compasión?
Por mucho glamour que desprenda, en realidad no es más que un pobre desgraciado ("ni amigos, ni trabajo fijo, ni novia, vives pobremente, no te relacionas con nadie...yo creo que las estás pasando negras"), autodestructivo por naturaleza, cuya única vía de salida al hastío es experimentar el riesgo de primera mano; lo podremos ver en ese último golpe que no realiza por el dinero, sino por ganarle el juego al policía, quien lo hostiga sin compasión. Todo resuelve como un excitante policíaco de perdedores y desalmados con esencia de la mejor novela negra criminal y el más clásico "noir", enfocando Hill su mirada en el clásico de Melville "Le Samourai", al tiempo que hereda de los violentos "thrillers" de acción con persecuciones como "Bullitt", "The French Connection" o "La Huida" (escrita por el propio Hill y dirigida por su mentor Peckinpah).

Influencias que saltan a la vista (la escena en la que el detective entra en el tren persiguiendo al tipo que ha cogido la maleta está calcada de aquella en la que McCoy seguía al ladrón que le había dado el cambiazo a Carol; Dern incluso viste de la misma forma que McQueen). El siempre carismático O'Neal se mete de maravilla en su papel de solitario amante del peligro (no necesita hablar mucho, su mirada lo dice todo...), enfrentado a un Bruce Dern detestable y tedioso como nunca, acompañados de la delicada y enigmática Isabelle Adjani.
"The Driver", a pesar de sus tremendamente bien filmadas secuencias de acción, la brillante puesta en escena de ambientación "noir" y la fotografía de Phil H. Lathrop, fue un auténtico fracaso que casi acaba con la carrera de Hill, salvada por "The Warriors" al año siguiente. Hoy día permanece, si no como una obra maestra, al menos como un pequeño clásico de culto que ha servido de inspiración a muchos cineastas...

Cosa que Tarantino, Michael Mann, Edgar Wright o Nicolas W. Refn pueden admitir.
Chris Jiménez
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