No se que sentido tiene hacer una crítica a una serie de por si olvidada y que en su momento pasó de manera desapercibida. Bueno, no tanto como eso, pero hay que decir que "The Deuce" es uno de esos extraños casos de la televisión americana que tenía todo para ganar y sin embargo naufragó como barco a la deriva.

La serie está escrita por los mismos de "The Wire" (¿se necesita otra carta de presentación?) y producida por la gran HBO, que aquí, no escatima en presupuesto a la hora de retratar la Nueva York de la década del setenta. Y esto es, sin embargo, lo único que la serie tiene para ofrecernos.

Una muestra del fracaso de "The Deuce" radica aquí mismo, en FilmAffinity, donde apenas cuenta con 30 críticas. Es que cuando uno termina de ver su tercera y final temporada lo asalta una pregunta, ¿que fue lo que sucedió con esta serie?.

La respuesta es breve; tanto David Simon como George Pelecanos han entregado su producto a las manos de productores asociados (ejecutivos), y han permitido que estos (Maggie Gyllenhaal a la cabeza) dirijan el destino de los personajes prácticamente a su antojo. Las concesiones que han hecho son muy evidentes a partir de la segunda temporada. No solo por lo increíbles que resultan las situaciones y el (muy plano) arco narrativo de sus protagonistas (James Franco en dos roles y Gyllenhaal como mujer empoderada) sino por todo el trato que se le da al auge y caída de la industria pornográfica y todo lo que giraba a su alrededor (proxenetas, prostitutas, drogas, corrupción policial, etc).

Es evidente que lo único que tiene de real esta serie es su ambientación (sencillamente excelente), pero el resto no es más que un licuado de frutas muy poco coloridas. Las historias de los personajes no conducen a nada. Las tramas se toman y se abandonan de un capítulo a otro. Ese sentimiento vago, esa especie de deslavazamiento, lastra a la serie de una manera formidable. Son apenas 25 capítulos que se hacen largos hasta la extenuación.

Por supuesto, en el medio de la temporada 1-2 a Simon lo tomo por sorpresa el "metoo", Franco fue uno de los señalados, y aquí empezó el declive causado por la culpa que los blancos americanos sienten por sus privilegios, entregando los rumbos creativos no a la inteligencia sino a lo que es políticamente correcto. Es decir; fijándose en "Como" representar y no en "Que" contar.

Hacia el final, parece que David Simon ya estaba tan aburrido de su propia creación que dejó todo en manos de terceros. Aquí no hay una pizca de las gemas ocultas por todo Baltimore que había en "The Wire".

"The Deuce" es un producto fallido, como también un triunfo estético que no deja un solo cliché por tocar. Eileen, su protagonista femenina, es tan inverosímil como ciertos personajes secundarios (el policía, la universitaria, la prostituta de buen corazón, etc).
El final es pésimo, pero claro, a esas alturas ya a nadie le importa.

Pasable.