Después de sorprender al mundo entero con la intensa "The Witch", el director Robert Eggers nos muestra una historia aun más intensa (basada en cierto relato inacabado del escritor Edgar Alan Poe) y en la que dejará a dos hombres convivir durante un tiempo y en medio de un lugar alejado del mundo: Un faro.

Probablemente para algunos espectadores ver dentro del reparto la única presencia de dos intérpretes como Willem Dafoe y Robert Pattinson sea suficiente razón para darle una oportunidad al film, pero la propuesta de terror psicológico, mitológico y simbólico, mas que ser un simple entretenimiento, continua teniendo un marcado "sello autoral" , uno muy arriesgado, diferente y visceral como ya vimos en su opera prima, y al que no hay que tomarlo a la ligera ni mucho menos confundirla con la "típica" cinta de terror que se estrena cada fin de semana y que se olvida al siguiente.

Aquí se puede notar un trabajo muy elaborado y con un supremo cuidado por el detalle, por el simbolismo, por la sutil sugerencia, por el mensaje implícito (y explicito también) que si no se toma cierta precaución puede aturdir y hasta repeler a cierto sector del respetable, ese sector "dormido" y acostumbrado a tanta producción mediocre y que pensaba que ya todo estaba escrito en el cine de terror y que cree que usar "jumpscares" es la única forma de asustarlo. No, aquí lo que hay es una enorme cantidad de significados y poderosas referencias que asombran, fascinan y asustan al mismo tiempo, todo encerrado en una elegante puesta en escena y duelo interpretativo asfixiante, lúgubre e impresionante entre un Willem Dafoe perfecto como siempre y un Robert Pattinson devolviendo "el favor" al primero, con una "performance" igual de buena y sorprendente.

Terror diferente, terror del bueno.