No dejo de leer críticas que se quejan de que Ad Astra es lenta, y es que claro, si echas un vistazo al panorama de lo que hoy llaman Ciencia Ficción, tampoco resulta tan extraño. Yo no soy, o al menos no me considero un gafapastero trasnochado, quiero pensar que simplemente me encanta el cine y lo devoro en todas sus dimensiones, por eso mismo agradezco que aunque sea muy de poco en poco aparezcan de vez en cuando películas que como esta se tomen el género en serio y lo aborden con la debida responsabilidad y dignidad. Esto supongo, que es lo que llaman algunos, “lentitud”, una palabra no exenta de cierta gracia si a lo que se refiere es a que no está llena de explosiones, o no aparecen robots tipo transformes o algún dinosaurio gigante en plan destructor, si esto es la “lentitud” bendita sea. La película se presenta como un ejercicio formal que traslada los acontecimientos a un futuro que esté dentro de los márgenes de lo posible, de modo que no, no hay robots gigantes destructores, ni extraterrestres del tamaño de un edificio, ni el gracioso de turno que suelta una gilipollez en cada plano, ni planos de medio segundo de duración, no, aquí la técnica y los efectos especiales están realmente al servicio de la historia por lo que además de ser impecables pasan desapercibidos porque no son el centro de gravedad. Brad Pitt es un hombre con los sentimientos, miedos, ansias de cualquier ser humano real y ese es eje de la trama, lo que nos lleva al viaje, la exploración de lo que nos hace como somos, si estas cosas no te interesan no veas esta película, si te gusta la Ciencia Ficción, la de verdad, no deberías perderte esta película.