Son tiempos en que eso que se ha llamado falso documental o documental de ficción está de moda, no solo en España, también fuera de nuestras fronteras. La ficción como tal se cubre de una cierta naturalidad bien en el rodaje, bien en los actores que la interpretan, para dotar a la ficción de un cierto halo de realidad. A mí, verdaderamente, me chirrían mucho los personajes interpretados por sí mismos o por actores que se dicen amateur pero que en realidad no son actores. La pretendida naturalidad da paso, muchas veces, a diálogos mal recitados, a interpretaciones menos que pobres, a un cierto aire de chapuza, en fin. Ese es a mi entender el fallo principal de CARMEN Y LOLA. En el otro lado, claro, está la frescura en ciertas secuencias, el hallazgo de actrices que no lo eran y el poder contar una historia de manera muy cercana. Lo mejor de la película, ese aire de cine de barrio, con Vallecas y la Uva de fondo, con el mundo gitano y cotidiano de esos lugares. La historia de amor de dos chicas gitanas pasa un poco de puntillas, se pretende fijar esa historia como eje principal de la película, pero el costumbrismo de la vida gitana se come esa premisa y la hace parecer un añadido. Una película premiada y, para mí, sobrevalorada que, por otra parte, se ve con facilidad y resulta interesante como documento del mundo gitano actual.