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España España · Las Palmas de Gran Canaria
Voto de Arsenevich:
10
Western. Romance James McKay (Peck), un capitán de navío retirado, viaja desde el Este a las vastas llanuras de Texas para casarse con Pat Terrill (Baker), la hija de un rico ganadero. El choque entre McKay, hombre pacífico, culto y educado, y los violentos y toscos rancheros es inevitable. No sólo tendrá que enfrentarse con el capataz Steve Leech (Heston), sino que incluso su novia se sentirá decepcionada por su comportamiento. Mientras tanto, el padre ... [+]
8 de enero de 2019
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Otro de esos Westerns que se alojaron en mi corazón cinéfilo desde el primer día. Vuelto a ver, muchos años después y con otro bagaje, no ha perdido una gota de su vigencia. Más bien todo lo contrario: consiguió encandilarme aun más con su prodigiosa fusión de aventura, romance y Western. Como película del Oeste es indudablemente atípica, y refleja una vez el impresionante oficio que tenían directores del calibre de William Wyler, su versatilidad para adaptarse a los más diversos géneros y abanicos temáticos. Un reparto de lujo, una impresionante fotografía panorámica y una banda sonora inolvidable la convierten en una de mis predilectas dentro del género.

Si hay un tema que el Western se ha encargado de analizar y sopesar a lo largo de su rica historia es esta famosa e inevitable dicotomía entre el hombre impulsivo y de acción y el hombre reflexivo y entregado al diálogo. Algunos años más tarde el maestro John Ford daría una vuelta de tuerca al tema en la confrontación entre los personajes de John Wayne y James Stewart en la genial «El hombre que mató a Liberty Valance». Insoslayable diagrama de personalidades dispares, la confrontación entre Este y Oeste queda plasmada en las figuras arquetípicas de Jim McKay (maravilloso Gregory Peck) y Steve Leech (soberbio Charlon Heston), y su enfrentamiento será un hilo conductor a lo largo de toda la película. La idea de base consiste en introducir a McKay, un hombre de mar de la costa este, en las inabarcables praderas de esta «gran región», donde los conflictos territoriales han generado una guerra sin cuartel entre las familias Terrill y Hannassey. En medio de todo esto, McKay verá cómo se desvanecen sus sentimientos hacia su prometida Pat, una joven caprichosa y efusiva que arrastra un profundo complejo de Electra, y derivan hacia Julie, la sensible y cercana maestra interpretada por una bellísima Jean Simmons.

El conflicto entre violencia y diálogo discurre a lo largo de toda la proyección, hasta que inevitablemente eclosiona en los compases finales. Es entonces, especialmente, cuando brilla con luz propia uno de los pilares fundamentales de la película: el personaje de Rufus Hannassey, magistralmente encarnado por un inconmensurable Burl Ives. Se trata de uno de esos actores imprescindibles del cine clásico, especialista en papeles secundarios y por lo general orientado hacia personajes temperamentales y sanguíneos. Aquí se merienda la película en una media hora colosal, en la que le veremos defender el honor de su familia, castigar sin piedad a su ladino vástago (hasta límites insospechados) y finalmente tomar el toro por los cuernos y resolver su conflicto personal con el mayor Henry Terrill, también llevado adelante con gran maestría, en este caso por Charles Bickford.

Los aspectos técnicos del film son sobresalientes. La fotografía, en un Technirama amplio como las mismas praderas que enmarca, ofrece todo el tiempo lo inabarcable de esos territorios, con un horizonte inalcanzable en conjunción con cielos azules compactos y macizos. Las tomas aéreas del rancho Terrill son impresionantes, lo mismo que la panorámica del río durante el momento de soledad que comparten Jim y Julie. La banda sonora nos entrega una de esas partituras que pasan a formar parte de la historia grande del género y algunas escenas (como la del enfrentamiento a puñetazos más famoso y extenuante del Western o el impagable duelo final) redondean una gran obra maestra, para disfrutar con devoción y embeleso absolutos.

Genial Western de William Wyler. Una de esas catedrales que el cine nos obsequia muy de vez en cuando. Atípica en cuanto a temática y estructura con respecto a otras obras del género, posee no obstante una solvencia cinematográfica que la convierte en uno de los tótems infaltables del lejano Oeste.

Muy buena.
Arsenevich
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