El western se resiste a morir. Por lo menos, y aunque sea en cuentagotas, nos siguen llegando oportunos y honestos testimonios del género como la reciente “El tren de las 3:10” o esta “Appaloosa”, proyecto personalísimo de Ed Harris, que dirige, interpreta, escribe el guión e incluso se atreve a cantar una canción, compuesta por él mismo, que acompaña los créditos de título finales. No obstante, hay que aclarar antes que nada que no nos encontramos ante un trabajo destinado a pasar a la historia, engordando de paso el bolsillo y el ego de su autor. En otras palabras, Ed Harris no ha pretendido hacer su “Bailando con lobos” o su “Sin perdón” personal. Sus pretensiones son muchos más modestas, y se contenta con ofrecer una película pulida de toda artificiosidad, que va directa al grano (a veces incluso demasiado), en la cual no hay lugar para la épica y que acaba siendo una oda a valores como la ley, la justicia, el orden y sobre todo la amistad y la lealtad, personificadas en la pareja protagonista interpretada con oficio por Viggo Mortensen y el propio Ed Harris.

Es innegable que Ed Harris se ha dejado influenciar por lo mejor del género, pues en “Appaloosa” encontramos múltiples iconos del mismo. No faltan disputas de “saloon”, duelos, indios y mujeres dispuestas a “dar reposo” a los “guerreros”. Incluso el personaje de Virgil Cole (Ed Harris) con su fría y pétrea figura podría pasar por alma gemela de los que interpretaba Clint Eastwood en sus mejores spaghetti-westerns. Quizás tópica pero muy entretenida, apuesto a que al ex-alcalde de Carmel le habrá encantado.

Lo mejor: su falta de pretensiones.

Lo peor: que todo sucede muy deprisa.