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España España · Barcelona
Voto de AMQE:
8
Comedia. Drama Max, el propietario de un restaurante de éxito, y Véro, su ecologista mujer, invitan, como todos los años, a un grupo de amigos a su bella casa de la playa para celebrar el comienzo de las vacaciones. Pero este año, justo cuando iban a abandonar París, un amigo común, el carismático Ludo, sufre un gravísimo accidente. (FILMAFFINITY)
19 de junio de 2011
33 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muchas veces, más de las que serían deseables, películas que nos despiertan grandes expectativas acaban dando mucho menos de lo que se esperaba, resultando decepcionantes en relación al envoltorio y promoción que traían consigo. Sin embargo en otras ocasiones sucede justo lo contrario y entonces el placer de disfrutar de una buena película inesperada es doble. Este último caso es, en efecto, el de “Pequeñas mentiras sin importancia” la película del francés Guillaume Canet que presenta firme candidatura no solo para ser “la película del verano” si no para convertirse en una de las mejores películas del año. Sus virtudes son múltiples. Desde un inicio potente, seco y desgarrador, una perfecta mezcla de comedia y drama, una cámara bien manejada, que sabe utilizar el plano general y el primer plano cuando la ocasión lo requiere y que te acaba integrando en ese grupo de amigos como si fueras uno más. Pero, lo más importante y algo que lamentablemente no es habitual, una buena historia, bien contada y unos personajes bien definidos y magníficamente interpretados por todos los actores. La película de Canet permite experimentar multitud de sensaciones a lo largo de su metraje. Un sentido del humor fresco y lúcido preside cada una de las situaciones sin que ello le haga perder, más bien al contrario, el sentido crítico que enmarca el retrato generacional que representa. Pero el drama, que amenaza tímidamente el transcurrir de la historia, acaba apareciendo para mostrar que la vida está hecha de miel y de hiel, de risas y llantos. De sentimientos opuestos que fluyen de la pantalla a la platea con la naturalidad de una cena o una excursión veraniega. Un canto a la amistad puesta a prueba por las miserias humanas. Dos horas y media de buen cine que pasan en un instante.

Lo mejor: su perfecto equilibrio entre comedia y drama.

Lo peor: que pueda pasar desapercibida en la cartelera.
AMQE
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