Steven Soderbergh se adentra en el thriller convencional con una historia algo enrevesada en la que médicos y pacientes juegan al gato y al ratón con el tema de los antidepresivos como telón de fondo. Apoyada en las sólidas interpretaciones de una enigmática Rooney Mara y sobre todo un Jude Law que lidia con un personaje superado por las circunstancias, el film se ve afectado por un guión tramposo que evoluciona a trompicones a la vez que desorienta al espectador. Hay poco riesgo en todo el conjunto, Soderbergh parece tener claras las pautas a seguir y no se aleja ni un milímetro de ellas, consciente del tipo de público al que va dirigido. Ello provoca una cierta sensación de película ya vista, que aunque honesta y bien dirigida no logra dar el paso adelante que la distinga entre otras muestras del género. Ni su atractivo aspecto formal ni su envoltorio lujoso logran compensar el sabor agridulce que deja una resolución excesivamente simplista.


Lo mejor: Jude Law

Lo peor: las trampas del guión.