Michael Myers (Tony Moran) quiere terminar lo que empezó; matar y asediar constantemente a Laurie Strode (Jamie Lee Curtis). Pero el Doctor Loomis (Donald Pleasance) sigue rastreándolo con el fin de neutralizar al que cree que es el mismo Diablo en persona.

Primera secuela de una interminable saga que ya en el original dirigido por John Carpenter (aquí ejerce con Debra Hill de guionista) dejaba un final abierto que invitaba forzosamente a rodar una continuación, gracias a la invasión de películas de terror con psicópata aterrorizando jóvenes promiscuos a la juerga y al sexo. Dean Cundey siguió en la fotografía, aunque aquí pierde bastante eficacia pese a desarrollarse en el claustrofóbico escenario de un hospital, y la dirección fue delegada a Rick Rosenthal, realizador de la interesante “Bad Boys” (1983), un film sobre delincuencia juvenil interpretado por Sean Penn, aunque veinte años más tarde, arrastrado por una carrera más que irregular, dirigiría “Halloween Resurrection” (2002).