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Voto de Natxo Borràs:
7
Comedia. Drama Medio-oeste americano, 1967. Larry Gopnik (Michael Stuhlbarg) es un profesor de física que ve cómo de la noche a la mañana su vida se derrumba. Es un hombre bueno, un marido fiel y afectuoso, un buen padre y un profesor serio, pero, de repente, todo en su vida empieza a ir mal. Su mujer lo abandona sin explicaciones, y el amante de ella lo convence para que deje su casa y se mude a un motel por el bien de los niños. Además, su carrera ... [+]
23 de enero de 2010
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con su nuevo trabajo después de la sobrevalorada “No es País Para Viejos” (2007) y la desmadrada “Quemar Después de Leer” (2008), los hermanos Coen deciden meterse con un sufrido ciudadano en el corazón de una Norteamerica ya familiarizada con el cine, al estilo “American Beauty”. Y es que el mundo se le cae encima a Larry Gopnick (Michael Stuhlbarg) cuando creía tenerlo todo arreglado; su mujer Judith (Sari Lennick) quiere abandonarlo por su mejor amigo Sy (Fred Melamed). El hijo de ambos Danny (Aaron Wolff), no da ejemplo en la escuela y la vida de Larry se convierte en una olla a presión a punto de estallar. Pero éste muere repentinamente y al pobre Larry no le queda més que arreglar los preparativos para su entierro.

Siguiendo un via-crucis tortuoso en su condición de buen judío fiel a su comunidad, y con el fantasma de Sy guiándole en un sobrenatural rol de “dybbuk” (almas en pena según la mitología judía) y que aconsejará a Larry para que consulte con diferentes rabinos hasta llegar al Gran Maestro Marshak (Alan Mandell) que usa su secretaria (Claudia Wilkens) como Golem particular, los Coen aprovechan para hacer una radiografía de la clase media en un escenario residencial donde tampoco faltan un vecino (Peter Breitmayer) de tendencias fascistas, que obliga a su hijo a hacer novillos para llevárselo de caza, así com la atractiva señorita Samsky (Amy Landecker), vecina de al lado que llevará a Larry por los caminos del buen rollo, si tenemos en cuenta que los directores de “Fargo” nos situan en una comedia amarga ambientada a finales de los años sesenta, y sin hacer el menor ruido al respecto.

Lo Mejor: la baza que le echan los Coen en el entorno de su anti-héroe protagonista
Lo Peor: que su terminología judía desconcierte a los espectadores
Natxo Borràs
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