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Voto de Natxo Borràs:
6
Romance. Drama Lucía es una joven que trabaja como camarera en el centro de Madrid. Tras la misteriosa desaparición de su novio Lorenzo, un escritor, decide marcharse a la tranquila isla de Formentera. La libertad que siente allí la lleva a enfrentarse a los aspectos más oscuros de su pasada relación, como si se tratara de una novela. (FILMAFFINITY)
14 de agosto de 2012
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Julio Medem es un director que a mí no me acaba de cuajar. No hay que negar que es un buen supervisor que sabe tratar a su equipo que a la vez le entregan un trabajo que roza la perfección, especialmente en la fotografía que después queda ensamblado en un argumento de por medio en que rebusca en las entrañas de sus personajes los deseos más impulsivos, ocultos y eróticos siempre sazonados con una adecuada ambientación recurrente en sus historias. De allí a que realizadores como Stanley Kubrick admirarán obras suyas como “La Ardilla Roja”, según confesaría el mítico cineasta al guionista Frederic Raphael (con quien co-escribió “Eyes Wide Shut”).

“Lucía y el Sexo” se inicia en el punto de parada inflexible de una isla paradisíaca (probablemente en la soleada Formentera en plena temporada baja) que sirve para que sus protagonistas (no solo Lucía, ojo) se luzcan bajo el Sol, el barro y la erección mental después de unos hechos acecidos narrados a modo de “flash-backs” y que no afectan a la Lucía protagonista, sino a un novio escritor, Lorenzo (Tristán Ulloa) que ha visto florecer su pasado después de tener una “affaire” loco a la luz de la luna con la paellera Elena (Nawja Nimri). A su regreso a Madrid, el prometedor escritor conocerá a Lucía (Paz Vega) con la que mantendrá una irrefrenable y seria relación en la que no abdicarán en estabilidad.

Medem desgrana unos personajes secundarios (atención a los secundarios Elena Anaya y Daniel Freire) que forman parte del paralelo rompecabezas que intenta desvelar Lucía en su búsqueda de hallar respuestas, que no es más que una experimentación (la estancia en la isla) en su búsqueda del sexo más allá del amor, sirviéndose de los escritos testimoniales de su desaparecido novio Lorenzo.

Medem nos ofrece un mosaico lleno de aceptables historias de pasión, sexo y tragedia en la que sea tal vez su película más conocida, a pesar de su aire almodovariano pero impulsada por la fuerza enérgica de su título.
Natxo Borràs
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