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España España · Valencia
Voto de Snowflake:
6
Drama Narra la relación entre el célebre astrofísico Stephen Hawking y su primera mujer, Jane, desde que ambos se conocieron siendo estudiantes en la Universidad de Cambridge a principios de los 60 y a lo largo de 25 años, especialmente en su lucha juntos contra la enfermedad degenerativa que postró al famoso científico en una silla de ruedas. (FILMAFFINITY)
8 de enero de 2015
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La teoría del todo nos muestra la vida de Stephen Hawking, desde el inicio de su doctorado hasta la publicación del libro que acabó de consolidarle como uno de los personajes más importantes de su época: Breve historia del tiempo, dando especial importancia a la controvertida relación con su primera mujer, la cual escribió el libro en el cual se basa la película. Esto puede parecer una simple curiosidad, pero explica el "curioso" enfoque que tiene el largometraje. Lo normal es que un biopic sobre la vida de un físico teórico, cosmólogo, astrofísico y mil tecnicismos más, se vea desde un punto en el que su vida profesional sea prácticamente el centro de atención (como es el caso de la aclamada The Imitation Game, aún en cartelera, por mucho que denuncie a su vez una situación injusta de forma implícita) pero este no es el caso. Nos muestra la vida de Hawking tocando por encima su carrera profesional, sin detenerse demasiado en su personal, y, gracias a la actuación de Redmayne poniendo como centro de atención su enfermedad, usándola más como recurso efectista que como lo que es en realidad. En resumen, tocando un poco de todo, pero sin detenerse en nada.

Tienden a gustarme las cosas distintas, parece que lo "académico" ya está todo visto, así que jamás pensé que diría esto, pero un biopic al uso habría sido mucho más interesante que este pastiche sensiblón que quiere dárselas de distinto mostrando lo mismo de siempre. Quiere ser un dramón que no es, mostrar una vida que no muestra y una dura relación amorosa cuya superficie, como mucho, acaricia. Dicho así puede sonar peor de lo que es en realidad, pero es que de no ser por el papelón que se marca Eddie Redmayne interpretando al mítico físico británico, cinematográficamente hablando esto no valdría para nada en absoluto. Bien es verdad que Felicity Jones tampoco se queda atrás, pero es que Redmayne parece haber nacido para el papel. La manera de actuar desde el principio hasta el final, la marcada evolución así como su forma de mostrar los sentimientos cuando moverse un ápice suponía un mundo, es algo que pocos o ninguno van a poder superar este año.

Dándole tantos palos, puede parecer que la película es totalmente insoportable cuando tampoco es ese el caso, la disfruté en su mayor parte, gracias sobre todo a Redmayne y Jones, que se esfuerzan por mantener a flote la película con la poca ayuda de un par de giros de guión relativamente inteligentes y demasiados elementos desechables. En fin, supongo que volveremos a ver pronto algo de James Marsh, el director, dado que por mucho que su trabajo aquí no esté muy allá, trata el tema de un modo sensiblero muy al gusto del público facilón. Veremos si se las apaña con un elenco de actores que no se dirijan solos o si vuelve a lo que realmente se le da bien: los documentales, campo en el que ha logrado sus mayores proezas hasta la fecha con Proyecto Nim y Man on Wire.

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Snowflake
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