Una obra maestra de Lynch.
Sin importar realmente lo que cuenta, Lynch crea una película totalmente hipnótica, no importa la historia, pero sus imágenes y su música te atrapan.
Posterior a Corazón Salvaje la idea es similar, y con la ayuda además de Barry Gifford, crea un complejo de historias que merecen la pena por si mismas, pero a diferencia de aquella película, en esta casan de maravilla.
Así tenemos una primera parte de terror puro y duro, absolutamente genial, que dan ganas que Lynch le de más al tema porque es magistral, después de unos momentos absolutamente demenciales (y geniales) pasamos al cine negro, cine negro del bueno, Patricia Arquette convertida en una inolvidable femme fatale y con un Robert Loggia que se adueña de la función, realmente sublime en su papel de Mr. Eddy/Dick Laurent.

Película llena diferente, con diálogos que irrumpen en medio de un gran silencio, llena de erotismo y de humor negro, así como un loco surrealismo, una genialidad única, que puede deberse unicamente a la mente de su director.

La historia realmente no debe importar al espectador, no es excesivamente complicada, pero esta le llegará después de visionada la película, lo mejor que este puede hacer es disfrutar de lo que se le presenta porque se trata de una maravilla de dirección y montaje, con imágenes muy bien pensadas, esos encadenados totalmente surrealistas, que cobran sentido en su última parte, una película en definitiva loca y no recomendada para todo el público, pero una auténtica gozada para el que lo sepa apreciar.

A destacar también la música, en este caso imagen y sonido van de la mano, la película es puro arte que funciona a muy distintos niveles, así en su banda sonora Badalamenti compone una más de sus maravillas y aparte se pueden escuchar desde David Bowie o Lou Reed a Rammstein o Marilyn Manson pasando por Antonio Carlos Jobim o The Smashing Pumpkins y todo casando a la perfección, convirtiendo al espectador en partícipe de un delirio, tremendamente fantástico y perfectamente disfrutable, llenándolo de imágenes para el recuerdo.

Se le puede reprochar a este film ser un tanto difícil, pero es perfectamente entendible a la primera, y además gana con cada revisión, y un añadido es que cada espectador puede entenderlo de formas distintas, quizás para aquellos que lo quieren todo másticado sea complejo, pero aún así no negarán el poder hipnótico de sus imágenes, y es que esta maravilla es uno de los mejores films de los noventa, una película rara, diferente, pero absolutamente genial, pensada y dirigida directamente a lo más recondito de nuestra mente.