Inception es un laberinto de sueños con un diseño básicamente racional.
Capas oníricas superpuestas unas sobre otras, sueños dentro de sueños, siendo la “realidad” la superficie, y el subconsciente las profundidades de la mente del huésped.
Sin embargo el huésped no genera el escenario donde se desarrolla el sueño, ya que una mente arquitecta ajena a él ha sido quien lo ha hecho previamente. El huésped se limita a proyectar únicamente su subconsciente en el laberinto diseñado por el arquitecto, cuyo fin no es otro que facilitar la huida al ladrón de sueños en caso de ser necesario.
Incluir una caja fuerte en el modelo es una garantía de que el huésped proyectará dentro de ella los secretos objetivo del ladrón de sueños.
Este último es el único que es consciente de que está soñando y posee un tótem, un artefacto cuyas propiedades sólo él conoce, que le permite discernir en cada momento si está o no en estado de vigilia.
No obstante el ladrón debe intentar mimetizarse al máximo con los pensamientos del soñador (lo cual implica conocer al sujeto previamente) ya que es un cuerpo extraño en la mente del huésped.
Si no lo hace así, las proyecciones del huésped se volverán hostiles hacia el ladrón y lo acabarán expulsando del sueño.
Este es el esquema básico que Nolan da al espectador sobre el oficio de robar secretos a través del sueño, pero a continuación le plantea un nuevo reto ¿Puede el ladrón implantar ideas en el subconsciente de un sujeto a través del sueño de manera que no parezcan inducidas por él?
Bajo esta premisa se desarrolla la trama de Inception, la última y sugerente historia salida de la privilegiada mente de uno de los directores más sobresalientes del momento y probablemente uno de los más grandes del cine, al cual el tiempo lo pondrá en su lugar.
Esta es una película donde el guión y el montaje de escenas son de capital importancia, y en eso Nolan es un maestro, como sabrán todos aquellos que haya visto Memento.
En ocasiones resulta densa, y puede saturar o confundir a alguno de los espectadores.
No es una película fácil de entender en toda su amplitud tras el primer visionado. Se manejan numerosos conceptos (como por ejemplo intentar retener y sustanciar en los sueños a alguien querido y que has perdido) que invitan a posteriores revisionados que seguramente descubrirán nuevos matices y enfoques, tal es la magnitud de esta obra.
Además el film cuenta con un reparto excelente a la altura de las pretensiones, con Leonardo Di Caprio a la cabeza presentando una sólida candidatura a rey de los thrillers psicológicos. (sigue en el spoiler)