Haz click aquí para copiar la URL
España España · Corruptown
Voto de Kwisatz:
6
Fantástico. Acción. Comedia La vida del Dr. Stephen Strange cambia para siempre tras un accidente automovilístico que le deja muy malheridas sus manos. Cuando la medicina tradicional falla, se ve obligado a buscar esperanza y una cura en un lugar impensable: una comunidad aislada en Nepal llamada Kamar-Taj. Rápidamente descubre que éste no es sólo un centro de recuperación, sino también la primera línea de una batalla en contra de fuerzas oscuras y ocultas ... [+]
27 de mayo de 2017
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hola a todos. Hoy hablaremos de un caso extraordinario de sanación. Tranquilos, no os voy a hablar de la homeopatía (pausa para risas y aplausos). Pero mejor que nos la relate su protagonista, el Sr. Strange:

D-O-C-T-O-R Strange, si no le importa. En efecto, yo encontré la sanación más allá de la Ciencia, gracias a la mística y a secretos que ninguno de ustedes podría imaginar.

Pero vamos a empezar por el principio. Yo era un prestigioso neurocirujano...Qué demonios, era el MEJOR cirujano del mundo que además había memorizado todas las listas de reproducción de Spotify y ganaba apuestas a mis colegas de quirófano. Algunos me tildaban de prepotente, pero lo que pasa es que me tenían envidia.

El caso es que iba yo una noche lluviosa con mi deportivo a más de 200 Km/h por una carretera comarcal revisando al tiempo expedientes médicos para mi nueva operación prodigiosa de éxito cuando ocurrió algo tan extraño como que mi coche perdiera el control y me pegara la host… de mi vida, digo, tuviera un aparatoso accidente.

Y sabéis qué, apenas me paso nada…Excepto mis manos. Mis increíbles manos quedaron destrozadas. Y claro, me gasté una pasta sometiéndome a operaciones dirigidas por incompetentes con nulos resultados. Ahí descubrí que del mismo modo que la cirugía me hizo rico cuando operaba, también me arruinó cuando me convertí en paciente.

Total, que estaba de bajona hasta que vino un colega y me habló de un tío que había operado hace un mogollón que debería estar en silla de ruedas pero andaba y jugaba pachangas al baloncesto. Fui a visitarlo de inmediato, y me dijo que se había curado viajando al Nepal. Yo pensé que el tío se quería quedar conmigo, pero me dije, estoy casi arruinado, por qué no comprar un billete sólo de ida en Ryanair a Nepal y pudrirme en algún rincón de ese país tan pobre y espiritual.
Y allí me fui con mi mochila y un paquete de Cheetos. Cuando aterrizo, es andar cuatro calles y ya me están intentando robar el reloj de pulsera. Naturalmente yo no me iba a dejar, aunque fueran dos, estuviera en un país extranjero y no tuviera ni papa de defensa personal.

Pero tuve suerte, porque entonces conocí al Anciano…Bueno, más bien anciana, pero es que no quiero meterme en rollos de identidad de género.

El caso es que me empezó a hablar de todo tipo de mierdas sobre dimensiones, magia y gilipolleces varias. Yo le dije muy educadamente que no me interesaba y va y la muy cabr… me mete una torta que me saca el alma.
Ahí ya empecé a creer un poco en todo aquello. Y además, joder, no tenía ni un duro y el monasterio era precioso. Qué tenía que perder.

Total que empecé a leer mogollón de movidas mágicas en varios idiomas con Google translator y aprender Kung fu o algo así (Sí, has leído bien. Por mucha mística que aprendas como no sepas zurrar la badana…).

A partir de ahí todo se vuelve un poco confuso. Dimensiones malvadas que quieren absorber la Tierra, caleidoscopios por doquier, dimensiones plegándose sobre si mismas, espejos rotos por todas partes, capas con más vida que la alfombra mágica de Aladdin, puertas de Doraemon a lugares lejanos…

Una locura. Al final salvé la Tierra gracias a leer con ojo un manual de video japonés y aprender el poder del rebobinado, tanto para adelante como para atrás. Eso y mi capacidad para dar la chapa en un bucle infinito. Y aquí me tenéis ahora, el puto amo de las artes místicas. Ni Juan Tamariz me iguala.

Al final aprendí la virtud de la humildad y ahora soy el tipo más humilde que existe como podéis comprobar. Por eso elegí a Benedict Cumberbatch para que hiciera de mí en este film homenaje a mi persona.

¿Las manos? Ah, bien gracias.
Kwisatz
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow