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España España · Corruptown
Voto de Kwisatz:
8
Drama. Acción Se centra en un excéntrico y decidido equipo americano de ingenieros y diseñadores, liderados por el visionario automovilístico Carroll Shelby (Damon) y su conductor británico Ken Miles (Bale). Henry Ford II y Lee Iacocca les dan la misión de construir desde cero un nuevo automóvil con el fin de derrocar el dominio de Ferrari en el Campeonato del Mundo de Le Mans de 1966. (FILMAFFINITY)
10 de diciembre de 2019
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Así como el GT40 fue diseñado para ganar el gran premio de Le Mans, esta película es análoga en sus pretensiones a los Oscars. Ya veremos cuán lejos llegan.

En cualquier caso se trata de un film muy disfrutable, técnicamente soberbio, muy bien recreado y con unas escenas de carreras que quitan el aliento (si quieren disfrutarlas en toda su dimensión les recomiendo encarecidamente que vayan a verlas al cine).

El dúo protagonista es más que sólido. Bale y Damon cumplen sobradamente lo que se espera de ellos. Si en Rush el motor de la historia era la rivalidad, en esta película lo es el compañerismo, el trabajo en equipo y la amistad. Pero en cualquier caso, la pasión que ambas destilan por el mundo de la velocidad es idéntica.

Resulta curioso el retrato que hace de las dos escuderías en liza por la victoria. Uno podría esperar que Ford, al ser la vencedora y el equipo al que pertenecen los protagonistas, sería de algún modo laureada. Y lejos de eso se proyecta una imagen poco edificante de sus directivos, dejando meridianamente claro que sin el trabajo del equipo Shelby-Miles posiblemente jamás habrían alcanzado el éxito.

Por el contrario en lo que a la escudería Ferrari respecta, a pesar de ser el rival a batir, se trata con mucho respeto a la figura de Enzo, mostrándolo como alguien realmente apasionado por alcanzar la perfección con sus vehículos y que aun siendo el mandamás de la firma permanece al pie del cañón durante toda la carrera y es admirado por todo su equipo.

Es en definitiva una oda a la pasión, a la creatividad, al riesgo, a la búsqueda de la perfección. Y una crítica a la mediocridad pragmática de burócratas de despacho que buscan vender coches en vez de ganar carreras.

Naturalmente la historia es bastante previsible, más sabiendo el desenlace, aunque muy entretenida. Mangold conduce seguro y tira de algún que otro recurso sensiblero para intentar lograr una emotividad poco natural.

Finalmente tan sólo apuntar que la banda sonora del film eché en falta algún tema como “Lost but won” de Hans Zimmer que consiguiera erizarme el vello.

En cualquier caso, un GT40 de película.
Kwisatz
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