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Voto de Pepe Alfaro:
6
Ciencia ficción. Aventuras. Acción Katniss Everdeen se encuentra en el Distrito 13 después de destrozar los Juegos para siempre. Bajo el liderazgo de la comandante Coin y el consejo de sus amigos más leales, Katniss extiende sus alas mientras lucha por salvar a Peeta Mellark y a una nación alentada por su valentía... Tercera y última entrega de la saga literaria "Los juegos del hambre" de Suzanne Collins, que se divide en dos películas. (FILMAFFINITY)
29 de septiembre de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
De todas las versiones cinematográficas procedentes de las actuales sagas literarias, dirigidas fundamentalmente a un público juvenil que busca sus héroes (heroínas casi siempre) en las páginas de un futuro alejado de cualquier Arcadia, Los juegos del hambre constituyen la mejor exégesis de esta corriente que llena las salas de adolescentes en nuestro globalizado planeta. Desde mi punto de vista, su propuesta superaba otras posteriores bastante miméticas como las de Divergente o El corredor del laberinto, con las que comparte muchos parámetros narrativos y representativos, aparte del tópico y distópico futuro que se nos viene encima, y que a la vista de la avalancha de títulos refugiados en esa nebulosa de un tiempo cada vez más cercano, parece el último resguardo a la imaginación de los guionistas (y las estrellas) de la gran industria norteamericana.
Las anteriores entregas presentaban una metáfora de este mundo compartimentado administrativamente en distritos y dominado por una casta incombustible que concentra todo el poder en una falacia significativamente denominada “Capitolio”; mientras disfrutan de una opulencia ilimitada alimentan a la población con poco pan y mucho circo, salvaguardando su estatus con unos policías procedentes directamente de la guerra de las galaxias. La organización periódica de estos omnipresentes Juegos televisados, con cada Distrito representado por “su equipo”, permite a las élites convertirse en directores y árbitros para satisfacer las emociones y los deseos de la gente.
Al igual que en la antigua Roma, un esclavo podía acabar convertido en el héroe de la plebe, como sucede al personaje de Los juegos del hambre Katniss Everdeen (Jennifer Lawrence) cuando logra sobrevivir a las dos entregas anteriores superando in extremis una partida a muerte. Para la tercera, los fabricantes de celuloide digital no han podido sustraerse a la tentación puramente comercial de alargar artificiosamente la trilogía desdoblando el último capítulo en dos episodios, en una espuria y deplorable maniobra instaurada por Harry Potter y Crepúsculo, aunque por otra parte permita a los seguidores prolongar una confusa ilación con los personajes de sus fantasías.
Las anteriores entregas de Los juegos del hambre se venían estructurando en dos niveles narrativos, el primero incidía tanto en la descripción de los personajes y sus relaciones, como en la exposición de los elementos que conforman el singular cosmos que envuelve la historia; la otra parte se reservaba íntegramente para la acción, para la representación de ese circo mediático destinado a satisfacer la parte más banal del ser humano, con la misma efectividad que hoy cumple el fútbol, y antiguamente las luchas de gladiadores. Al truncar la tercera aventura a la mitad, en un momento de máxima tensión y dramatismo (copiando el esquema de las viejas películas de episodios que creaban en el espectador la imperiosa necesidad de acudir a la siguiente entrega para saber el desenlace) la parte de acción y batallas se han reservado para la definitiva Sinsajo (parte 2), nombre del ave imaginada para sintetizar los valores del héroe destinado a encabezar la rebelión contra el tirano.
La película está dedicada al singular Philip Seymour Hoffmann, fallecido durante el rodaje, cuando había completado todas las escenas de esta entrega pero faltaban otras de la segunda parte. Habrá que esperar un año más para su despedida definitiva.
Pepe Alfaro
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