Tío Clint una vez más nos regala otra película. Como su colega Woody Allen, Clint vive para el cine y por el cine. Estos dos son cineastas seguirán creando películas hasta que Méliès los llame al Olimpo cinematográfico. Mientras tanto nosotros los mortales seguiremos disfrutando de sus obras.

Ahora Clint nos trae una obra basada en hecho reales: sobre el aterrizaje forzoso en el río Hudson que realizó el piloto Chesley Sullenberg. Se enfoca en cierta controversia en torno al aterrizaje y el impacto psicológico que este generó en el piloto. El filme está llevado con excelente pulso narrativo y está contado de manera que atraiga la atención del espectador.

Clint es un director que conoce bien su arte y crea un filme que es todo un ejemplo de narración. Me pareció también interesante la profundidad con que se muestra al personaje de Sully. Somos participes de sus dudas y dilemas. Esto hace que nos adentremos aún más en la película. Destacar a Tom Hanks quien con su mirada lo dice todo. Un brindis por el tío Clint.