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Voto de albasarria:
5
Drama Marina (Ariane Labed), una chica de 23 años, vive con su padre, un arquitecto, en una pequeña ciudad industrial experimental en la costa. Marina se siente extraña y repele todo contacto con la especie humana, con la que no se identifica. Se entretiene escuchando canciones, viendo los documentales de David Attenborough, y asistiendo a las clases de educación sexual de su única amiga, Bella (Evangelia Randou). Un día, un desconocido llega ... [+]
6 de noviembre de 2011
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dos amigas se sitúan frente a frente rígidas sobre un fondo blanco, sacan sus lenguas, inclinan sus cabezas y se chupan de la forma más desagradable posible.

- ¿Cómo hace esto la gente? - dice la protagonista

- ¿Quieres aprender o no? - contesta la amiga.

- No.

- Abre (la boca).

Lejos de toda sensualidad, más de un espectador evita mirar la pantalla. Así comienza el prólogo de Attenberg, una película de la cineasta griega Athina Rachel Tsangari, que plantea el lado más animal del ser humano, basándose en la filosofía contemporánea de autores como Jacques Derridà.

La obra narra la vida de Marina, una joven incapaz de entender cosas tan fundamentales como el sexo, el amor y la muerte. Esa rareza la hace sentir aislada del resto de las personas, por lo que decide aprender a amar y a gozar del sexo. ¿Cómo se hace eso? Siguiendo los consejos del naturalista David Attenborough, un experto de la observación. Marina estudia las reacciones de su mejor amiga y de su padre para ponerlas en práctica con el chico que cree que le gusta. La película plantea una cuestión fundamental ¿aprendemos a amar o nacemos sabiendo?, ¿se puede aprender observando? La respuesta no está tras el primer impulso, se necesita pensar.

Por otro lado, técnicamente cojea un poco pero, quizás, lo peor de la película es que parece una copia barata de su antecesora Canino (2009). Y es inevitable comprarla si tenemos en cuenta que tanto la directora como la realizadora y el actor principal de Attenberg fueron los creadores de Canino. En este sentido, Attenberg está lejos de ser un trabajo brillante. La historia es, a ratos, interesante pero la fotografía es lenta y vacía hasta el aburrimiento. Un plano puede llevarse en pantalla más de diez segundos. En definitiva, Attenberg es fría, distante y antiestética.

En cuanto al elenco, los personajes de Attenberg son profundos pero carentes de grandes interpretaciones. La más notoria es la de la actriz principal, Ariane Labed, que logra acomodarse en la piel de Marina. Sin embargo, lo que más destaca del film es la banda sonora, abanderada por un tema de François Harde “Suicide”, que define claramente el concepto general de la película.

En definitiva, Attenberg es una película paranoica sobre el análisis y la observación del comportamiento humano. No hay un hilo argumental forjado por importantes coherencias, sino que se deja llevar por un lado más antropológico. El espectador disfrutará más de los planteamientos filosóficos de la película que del lado cinematrográfico pues, en este último sentido, no aporta mucho.
albasarria
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