Tengo la sensación de que la película pasó inadvertida en su momento. Sin embargo es un film bello (basado en una novela de altura de Steinbeck).

Gary Sinise dirige y protagoniza la cinta, de la mano de John Malkovich.
Cuenta la historia de una amistad llena de ternura y temor entre Lennie (John Malkovich), un joven fuerte, ingenuo y con retraso mental, y George (Gary Sinise). George prometió hacerse cargo de Lennie y así lo hará hasta el final.

Son tiempos difíciles, en plena Depresión, en Estados Unidos. George busca trabajo para ambos en el campo. A Lennie le gusta mucho que George le cuente lo que conseguirán en un futuro cercano: comprar un terreno, tener una casa con chimenea, una habitación para cada uno, unos cerdos, vacas, caballos y –lo más importante para Lennie– unos conejos que él mismo cuidará y alimentará con alfalfa…

Finalmente consiguen un empleo en una granja, bajo las órdenes de un inestable y despótico hijo del jefe. Pese a las tiranteces, el asunto parece ir bien y George y Lennie se integran en el grupo de trabajadores. Sin embargo, siempre flota una amenaza de peligro. Sentimos que en cada momento la situación se puede torcer y hacer que todo se desbarate. Lennie es bueno, pero sus pocas luces no le permiten captar las situaciones. Además, no sabe medir su fuerza física. George tiene que vigilar a su compañero en todo momento. Son dos los frentes que Lennie debe evitar a toda costa: provocar el enfado de Curley (el hijo del jefe) y entretenerse con la esposa de este. La mujer, una joven guapa, intenta en varios momentos seducir a los hombres. Después nos daremos cuenta que en realidad lo que siente es mucha soledad, en medio de esta jauría de hombres…

Y en efecto, la situación estalla. George deberá entonces quizás la decisión más dolorosa de su vida.

Hay otros damnificados en este cuento: el viejo manco que se ve privado de su fiel perro, el sirviente negro obligado a dormir en su propia cabaña (no mezclado con los blancos).

Una historia de amistad, solidaridad, sacrificio, decepciones y sueños. Una dirección de actores muy diestra. Malkovich le da el tono justo al joven retrasado y Gary Sinise muy creíble en su rol de compañero fiel y resignado (y a veces harto).
Las escenas iniciales y finales (en el tren) cierran una historia bella y triste.

Y una pregunta: ¿Quiénes son los ratones? ¿Quiénes son los hombres?
Hay que verla.