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España España · bilbao
Voto de ernesto:
8
Romance. Drama Adèle (Adèle Exarchopoulos) tiene quince años y sabe que lo normal es salir con chicos, pero tiene dudas sobre su sexualidad. Una noche conoce y se enamora inesperadamente de Emma (Léa Seydoux), una joven con el pelo azul. La atracción que despierta en ella una mujer que le muestra el camino del deseo y la madurez, hará que Adèle tenga que sufrir los juicios y prejuicios de familiares y amigos. Adaptación de la novela gráfica "Blue", de Julie Maroh. (FILMAFFINITY) [+]
30 de septiembre de 2013
71 de 86 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lleva más de diez años haciendo cine el director francés Abdellatif Kechiche, y aunque regularmente ha ido presentando sus películas en diferentes festivales de cine, nunca hasta ahora había tenido la ocasión de ver una de sus películas. Y ha sido precisamente en el Festival de San Sebastian, donde La vida de Adele se ha proyectado con motivo del premio Fipresci a la mejor película del año, concedido por esta asociación de críticos, donde he tenido ocasión de verla, ante una expectación máxima. Y es que pocas películas en los últimos años han llegado a los cines (su estreno será dentro de un mes) con una colección de elogios tan unánime como la que acompaña a La vida de Adele desde que se proyecto por primera vez en Cannes, festival que la coronó como una de las Palmas de Oro más indiscutibles de los últimos años.
Con lo cual cualquier espectador que se acerque a La vida de Adele conociendo previamente los referentes que la acompañan, solo tiene dos opciones, o disfrutar de la mejor película del año, o sentirse decepcionado, tal vez, superado por las (excesivas) expectativas.
Yo no hablaría en ningún caso de decepción, ya que La vida de Adele es como un huracán que te remueve por completo, pero sí es verdad que se le pueden poner varias pegas, achacables a su director, que restan una parte del entusiasmo final. De lo que no cabe duda es que La vida de Adele nos descubre una de las presencias más deslumbrantes que se hayan visto en una pantalla de cine en mucho tiempo, la fascinante Adele Exarchopoulos, una actriz que se entrega a su personaje como pocas actrices lo han hecho con anterioridad. Ella, y en menor medida su compañera Lea Seydoux, es la principal responsable de las grandes virtudes que hacen de La vida de Adele una película diferente y única.
La vida de Adele es la historia de un amor, el que viven la joven Adele, y la más experimentada Emma. Una historia de amor que nos lleva desde la primera mirada, hasta un final que no es un final, ya que acaba la película, pero la historia continua, sin duda.
Adele es una chica de quince años, con una vida típica de adolescente, instituto, amigos, relaciones, sexuales y de las otras, familia y, sobre todo, dudas, muchas dudas sobre lo que tiene que sentir y lo que en realidad siente. Y es que Adele siente que le gustan las chicas, y Adele cree que eso no está bien, y sufre por ello.
Todo cambia el día en que su mirada se cruza con la de Emma en un semaforo. Emma lleva el pelo azul, y será la responsable de que la vida de Adele de un vuelco definitivo. Ahí da comienzo lo que se acabará convirtiendo en una relación pasional y compleja, donde la intensidad del amor llega a desgarrar la pantalla.
Abdelatif Kechiche se acerca a esta historia colocando la cámara en los rostros de sus protagonistas y dejando que sean ellas las que vivan su historia. Cada momento de sus vidas es un trozo de verdad, de naturalidad, bien sea en la risa o en el llanto, en el sexo o en el sufrimiento, lo que Adele y Emma viven llega al espectador tal cual, sin filtros que adulteren la más auténtica de las realidades.
También es cierto que en los largos 175 minutos que dura la película Kechiche se recrea en escenas y momentos que pueden parecer redundantes y que solo sirven para alargar innecesariamente una historia a la que, tal vez, le pueda sobrar cierta parte de palabrería culturalista.
En cualquier caso el esfuerzo del director se quedaría en agua de borrjas si no tuviera a sus dos actrices protagonistas. La debutante Adele Exarchopoulos es una auténtica fuerza de la naturaleza, sensual, un punto vulgar, cercana, vulnerable, apasionada, apasionante en definitiva. Cuando Adele come, rie, llora, baila, ama, folla, sufre o grita, lo hace de tal forma que llega al corazón del espectador. Sencillamente sublime. A su lado la gran Lea Seydoux consigue no parecer ella misma, en un trabajo maduro y completamente entregado que complementa a la perfección al volcán Adele. Juntas consiguen dos momentos memorables, a la altura de los mejores nunca vistos. Una escena de sexo que dice más de ellas que el mejor de los diálogos, y una escena de enfrentamiento y reproches que pone los pelos de punta, y por la que ambas actrices merecerían todos los premios del año.
Me quedo al final con la sensación de haber visto una película que, lejos de la perfección, consigue traspasar al espectador, y lo hace gracias al talento y a la fuerza de su protagonista a la que le otorgo el 80% de la Palma de Oro conseguida en Cannes.
ernesto
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