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España España · bilbao
Voto de ernesto:
8
Terror Año 1838. En la ciudad de Wisborg viven felices el joven Hutter y su mujer Ellen, hasta que el oscuro agente inmobiliario Knock decide enviar a Hutter a Transilvania para cerrar un negocio con el conde Orlok. Se trata de la venta de una finca de Wisborg, que linda con la casa de Hutter. Durante el largo viaje, Hutter pernocta en una posada, donde ojea un viejo tratado sobre vampiros que encuentra en su habitación. Una vez en el ... [+]
14 de mayo de 2014
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Seguramente sea Nosferatu la primera gran película de vampiros que se rodó. Y 92 años después sigue encabezando la lista de las mejores, como bien queda demostrado en esta misma página. Y motivos no le faltan. Pese a que llevamos sobre nuestras espaldas nueve décadas de cine sobre vampiros de todo tipo, pocas imágenes tan fascinantes, sorprendentes y aterradoras como las que nos ofrece F. W. Murnau en esta película.
Es impresionante el nivel de trabajo que alcanzo el director alemán en la época en la que dirigió Nosferatu. Nada menos que ocho películas dirigidas en el breve plazo de dos años. Desgraciadamente mi desconocimiento del cine de aquella época es notorio, y no estoy en disposición de valorar a Murnau, ni a su película, en relación al conjunto de su obra, ni al momento en que realizó sus películas. Solo puedo valorar Nosferatu como lo que es en sí misma, y, ahí sí, tengo que reconocer que, pese al esfuerzo adicional que me supone una película muda, la experiencia de disfrutar de ella te permite viajar a un lugar mágico de la historia del cine, donde descubrir que, aunque tenga casi un siglo, el cine puede transmitir sensaciones absolutamente nuevas.
Este Nosferatu adapta, a su manera, la novela definitiva que Bram Stoker escribió sobre el mito de Drácula. Adaptaciones posteriores han sido infinitamente más fieles con este clásico de la literatura, pero Murnau hace algo absolutamente único y personal.
El conde Orlok, que reside en la lejana Transilvania, decide alquilar una casa en Wisborg, un pequeño pueblo de Alemania. El siniestro agente inmobiliario que se encarga de la operación decide enviar al joven y enamorado Hutter al castillo del conde a arreglar los detalles. A su llegada Hutter se encuentra con un personaje siniestro que solo vive en las tinieblas de la noche, mientras que desaparece durante el día. A partir de ese momento los acontecimientos tiñen de oscuridad el desarrollo de la historia. Marcas en el cuello, una epidemia que mata a la gente sin conocerse los motivos, un barco misterioso, ratas, muchas ratas, y Ellen, la mujer de nuestro protagonista, como objetivo final.
La complejidad romántica de la novela de Bram Stoker que bastante minimizada en esta versión de Murnau, que como he dicho anteriormente resulta un poco esquemática en el desarrollo de la historia. Pero sin duda este obstáculo queda soberbiamente compensado por la capacidad de fascinación que provoca todo aquello que vemos en la pantalla.
Rodada tanto en interiores como en exteriores, en ambos escenarios Nosferatu consigue contagiar una inquietante poesía a través de imágenes, a veces siniestras, en otras sencillamente deslumbrantes, que en casi todos los planos de la película lucen como auténticas obras de arte. De esta forma Nosferatu se impone a sus limitaciones narrativas transmitiendo al espectador todo eso que la falta de diálogo no le permite.
Pero si algo hay en Nosferatu que se imponga por encima de cualquier otra consideración, es la presencia del actor Max Schreck cuya transformación física en el vampiro protagonista resulta estremecedora, y, todavía hoy, no ha sido superada.
Es una pena que no se puedan acompañar estos comentarios con fotografías, con capturas de fotogramas en la pantalla, porque en este momento se me ocurren decenas de ellas que serían un perfecto resumen de lo que he tratado de explicar a lo largo de este texto.
ernesto
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