Estimable película de Sauce, a mi entender bastante sobrevalorada, con mejores intenciones que resultados, pero que sin duda merece ser ingerida con tres cubitos y pajita.

Recuerdo hace unas semenas una radical confrontación entre el gorras, que la suspendió y la cubrió de gelidez, y Karlos, que la aupó a los altares. El amante secreto de John Terry abusa del matasuegras y del confeti, eso es evidente, pero lo cierto es que en esta ocasión, y la verdad es que en bastantes otras, le comprendo. De hecho, y mientras veía La Panza, este aldabonazo más seco y enjuto que la mojama, llegué a sospechar que Karlos inflamó su tórax porque Liberty Valance le apuntaba a la cabeza, pero no, la euforia suscitada es muy compartida.

En fin, no dudo de que muchas películas mejoren con las revisiones, y quizá aquí me ocurra, pero realmente este tipo de obras tensas y violentas, estos presumibles colosos fílmicos deberían explotar y escupir llamas a la primera, y no, yo en ningún momento he echado en falta a Newman y a McQueen con la manguera.

Agradezco el tono de denuncia de la España rancia y analfabeta, y me ha agradado bastante ese aroma crepuscular y decadente que envuelve a estos amigos, sin un gramo de futuro en común y sostenidos únicamente por un pasado indefinido, cuando no turbio. He amenazado con ponerme de pie cuando Luis, el incomprendido borrachín, de largo el personaje más destacable, vaticina un mundo sin hombres y dominado por los conejos, pero no, rápidamente he vuelto a recomponerme.

Hay ecos a Peckimpah, en esa violencia despiada, en esos personajes carroñeros y sin escrúpulos, pero yo, al igual que el gorras, he echado en falta más contundencia. Sin ir más lejos, y en este universo de garrulismo salvaje, de demencia rural, me impactó más Furillos, de Burau.

En fin, La Panza es una obra más compleja de lo que aparenta, pero, y aunque en realidad ofrece de todo un poco, ni me ha parecido muy emocionante, ni muy inquietante, ni muy ingeniosa, ni muy admirable, ni muy divertida, quizá mis cinco grandes deseos cuando pulso el play, mis cinco condiciones, las cinco condiciones, y llegado este punto sólo me queda mandar un abrazo de solidaridad hacia Motta, obviamente, que espero que mitigue sus angustias en la cruz.

Recomendable, pese a todo.