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España España · Madrid
Voto de Barfly:
8
Comedia. Drama. Romance Corre el verano de 1987 y aunque James Brennan (Jesse Eisenberg), un joven recién graduado en el instituto, sueña con hacer un viaje por Europa, la falta de recursos le obliga a aceptar un empleo precario en un parque de atracciones local. Así, James consigue el peor trabajo que nunca imaginó... pero puede que también pase la mejor época de su vida. (FILMAFFINITY)
20 de octubre de 2009
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Gratísima e inesperada sorpresa.

Adventureland, esa engañosa comedia sobre los sueños dislocados que todo adolescente rebosa hasta el infinito. Y digo engañosa, porque bajo su envoltorio amable podemos encontrar todos esos miedos y fobias, esos dioses y monstruos, ese limón y esa sal que en mayor o menos medida toda la legión de freaks y desubicados que pululamos por aquí hemos paladeado alguna vez.

No esperaba esto, no. Albergaba ciertas expectativas tras los elogios de chaquetas y don canuto, pero no esperaba un despliegue tan insoportablemente cálido y tierno. No esperaba diálogos tan certeros y medidos. No esperaba un humor tan efectivo. No esperaba una puesta en escena tan absorbente. No esperaba a un Carles Puyol como protagonista tan delirantemente entrañable. No esperaba una Kristen Stewart tan arrebatadora.

Y, por encima de todo, no esperaba que un tipo capaz de firmar una cosa tan chusca y vulgar como Supersalidos ajustara tan rápidamente la mirilla y, llenísimo de amor y absurdidad, se descolgara con la que es la mejor película que he visto sobre la incertidumbre juvenil desde Ghost World, salvando las distancias, mínimas por cierto.

Motta habla de peajes, habla de Carles o del tal Ryan Reynolds, y yo señalo uno que para mi gusto desluce algo la función. No es otro sino su final. Con diez minutos menos y una pizca más de salitre esta pequeña joya hubiera rozado la proeza, pero esa digestiva y palomitera guinda la baja un poco del pedestal.

Y no es capricho mío. Es que la película pedía más azufre, joder.

Pese a todo, lúcido y emotivo título, notabilísima experiencia, bellísimo homenaje a 1987 (ese año), que espero que suponga un punto de inflexión a partir de ahora en este diminuto género para remontar el vuelo y evitar a los supersalidos y las junadas de turno.

Porque no es película para adolescentes. No nos engañemos. Es país para viejos.

Mis 53 años lo pueden atestiguar. Y vosotros, treintañeros en vuestra mayoría, bienvenidos a la frontera.

Por último, y visto lo visto, apuntar que quizá haya sobrevalorado el poder devastador de las expectativas.

Se habrán hartado de desayunar mi mierda.
Barfly
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