Interesante drama del hombre verga, de factura y aliento muy clásico, y con un espíritu bienintencionado verdaderamente inaudito en alguien con más filo que una cuchilla de afeitar.

Aprecié aquí algo del primer Frío Langa en América, incluso del Nicholas Ray más romántico. Es curioso decir esto de uno de los cineastas más desaforadamente personales de la historia, pero así es, supongo que al principio el hombre que casi conoció a Boris Becker tenía sus referentes y sus deudas, para luego forjar su estilo. Y eso es lo adecuado. Otros recorren el camino inverso, como los idiotas de Mongollica.

Volviendo a Llueve Sobre Nuestro Amor, bonito título, la verdad es que, como alguien clama en la licorería, las inquietudes y la incompresión que sufre la pareja tiene una vigencia absoluta, y es difícil no sentirse identificado.

Falla un poco el ritmo, y las actuaciones no son muy brillantes, pero sin duda es una película bastante digna. Aparece, por cierto, aunque en un papel anecdótico, ese coloso llamado Gunnar Björnstrand calzando bigote y llevándose dos hostias.

Grande, hombre verga.