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Voto de LibertyVallance:
9
Western. Aventuras Travis y Sandy, dos jóvenes tratantes de caballos, aceptan la oferta de guiar a un grupo de mormones que se dirigen a California para cultivar las fértiles tierras del valle del río San Juan. En medio de las dificultades del viaje se encuentran con un trío de artistas ambulantes que siguen su mismo camino: se trata de una pareja madura y la joven Denver, de quien Travis se enamora. Pero su encuentro con los Clegg, unos forajidos a los ... [+]
6 de marzo de 2007
72 de 82 usuarios han encontrado esta crítica útil
Algunos de los mejores momentos de ese genio absoluto del cine llamado John Ford se encuentran en las que ,a menudo injustamente, son consideradas obras menores suyas. En teoría Wagon Master pertenece a ese grupo. Sin embargo, en esta película -como en "No eran imprescindibles", "The rising of the moon" y tantas otras de sus obras menos conocidas- encontramos mucho del Ford más libre y genuino.

Película de argumento leve, casi anecdótico, Ford se siente en su salsa filmándola, y se nota. La pantalla se va llenando de profundidades y matices inesperados; los gestos, el trabajo, la cotidaneidad imprsionante de esa caravana de colonos en lucha contra la naturaleza y los mil peligros que les amenazan se convierte en epopeya de la lucha del ser humano por superarse y encontrarse.

La cámara de Ford huye de lo obvio y se recrea allí donde una mirada mediocre no encontraría nada salvo polvo y cactus. Con la verdad de un documental y el arte de un drama, Ford sabe descubrir en un cubo de agua, una rueda que se rompe, una tormenta o una estampida, amor, dolor, ilusiones y sueños. Pasiones profundamente humanas.

Petróleo artístico construido con sedimentos de gestos y miradas.

La capacidad de Ford para captar un punto de vista y su contrario en la misma historia y saber mostar los dos sin traicionar ninguno y no traicionarse tambièn está presente en Wagon Master. Como en La Diligencia, Fort Apache y otras muchas. Los indios. Demonios, enemigos, seres humanos. Demasiado humanos.

La cámara de Ford siempre baila y canta. Y lo hace como nadie. Con los colonos blancos, con los indios, hasta con los forajidos más detestables. Ford construye a partir de detalles tan pequeños como inesperados poemas de un plano, o una mirada, sobre la solidaridad y la convivencia humana. Y sobre lo teriblemente difícil que resultar alcanzar ambas.

Ford ,al que no se le conoce ninguna gran comedia ni musical, filma como nadie el humor, las canciones y los bailes, construyendo musicales y comedias tan imposibles como fugaces en medio de la historia más dramática.

Ford libre para hacer lo que le da la gana. Gran cine disfrazado de modestia que hay que disfrutar como los vinos muy especiales. Además de con buen paladar, con paciencia y sin prejuicios, ni prisas, ni móviles sonando ni ruidos. Dejándose llevar por cada escena y cada movimiento de cámara.
LibertyVallance
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