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Tajikistan Tajikistan · Demonlandia
Voto de Neathara:
7
Intriga. Drama En un pequeño pueblo de provincias, cercano a la capital, vive una familia compuesta por tres hermanos: la dominante y severa Ignacia y los tímidos y retraídos Paquita y Venancio. La monotonía de la vida del pueblo sólo se rompe los sábados cuando llega un conjunto musical de Madrid para amenizar con sus canciones el fin de semana. Un sábado de tormenta, Paquita y Venancio, que son muy miedosos, oyen ruidos y van buscando protección a ... [+]
17 de febrero de 2013
33 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
La acción en "El extraño viaje" se bifurca entre dos mundos: el mundo de la mansión y el mundo del pueblo. No hay luz en las sombras de la mansión; no hay sombras en la luz del pueblo. Hay represión y por tanto hay libertinaje, pero no libertad. Pues la libertad no se concibe en este universo estrecho, cateto y dolorosamente nacional que nos devuelve a la España charanguera de los modernos 60. Arrancando con la brillante irrupción de una chica sexy bailando el twist en el local social del pueblo protagonista, se nos muestra un travelling de caras resecas a lo inquisidores en "La Pasión de Juana de Arco"; la alegría y sus castradores.

La cámara penetra en los velados dominios de doña Ignacia y sus dos hermanos, los ricos del lugar. No salen para relacionarse con el vulgo; son reyes y prisioneros. La presencia de doña Ignacia, regiamente atraviada con un traje de viuda siciliana y una peluca tan rígida como un soufflé caducado, ya nos señala quién va a ser aquí quien lo parte y en efecto, nunca perderá esta gran señora ocasión de lucir poderío personal, aterrorizando a sus dos hermanos medio lelos y a un par de gatos ubicuos que se integran a la perfección con el resto del casting.

La película va mezclando géneros con multiplicidad de tonos pero igualdad de espíritus y lo que dibuja, a día de hoy, es una sociedad comandada por la conformidad y el desaliento, insensible ante sus propias necesidades e impulsos y encaminada a desarrollar muchas peores perversidades en tanto que lo meramente normal ni siquiera está bien visto.

Hasta el día de hoy, la conformidad y el desaliento siguen siendo bandera de un país que sólo cambió una dictadura por otra, aunque presuma de una libertad que no entiende.
Neathara
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