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Tajikistan Tajikistan · Demonlandia
Voto de Neathara:
4
Western. Drama La relación sentimental entre Vienna, la propietaria de un salón situado en las afueras de una ciudad del Oeste, y Johnny Guitar, un pistolero con el que se vuelve a encontrar en un difícil momento, constituye todo un clásico que alcanzó un gran éxito de taquilla. (FILMAFFINITY)
8 de agosto de 2009
43 de 82 usuarios han encontrado esta crítica útil
Colores chillones, diálogos pasionalmente horteras, protagonista travesti y decorados kitsch: como veréis, las pelis de Almodóvar ya las hacía Nicholas Ray allá por los cincuenta. Claro que Nicholas Ray, al contrario que el genio manchego, trataba de hacer pasar su película como cine western hetero, cuando es más de la acera de enfrente que Tino Casal en una party ibicenca. No me inspira nada el amorío entre Joan Crawford y Sterling of the Morancos Hayden, primero porque él parece más femenino que ella y segundo porque la falta de entusiasmo del tipo al intercambiar arrullos con su amada es inversamente proporcional al entusiasmo que demuestra cada vez que se pasea una hucha masculina en vaqueros ajustados delante de sus ojos. En realidad sobre el papel Vienna era un hombre, pero como en esa época no podían hacer esas cosas, la cambiaron por Joan Crawford que a fin de cuentas es casi lo mismo. La tercera en discordia, que es la señora que dobló a la niña del exorcista, exhibe un rollito totalmente lesbiánico, en concreto del arquetipo tanqueta militar y creo que queda claro cuál es su verdadero objetivo amoroso aquí y no es precisamente Moranco Hayden sino la dama que lleva las dos pistolas. Por delicadeza me abstengo de desentrañar ciertos turbios simbolismos que conllevaría la cuestión de las pistolas.

Luego hay tiroteos y duelos y cosas de esas de las películas de vaqueros. Pero no nos distrae del objetivo principal, que es el hecho de que la mitad de desgracias y putadas que ocurren aquí se hubiesen evitado con una salida del armario a tiempo del trío protagonista. En lugar de hacer esto, que hubiese sido lo más sano, optan por aburrir al respetable con un montón de forzados y aburridos eventos westernianos que nos importan menos que el color de las bragas de Condolezza Rice y que obviamente no tienen más objetivo que convertir el molesto triángulo en un cómodo dueto. Aunque no sabemos cuáles son los dos que deberían quedarse juntos.

Los actores están exageradamente mal, pero creo que aposta, lo cual resulta divertido, porque cada vez que una horrorosa Joan Crawford mira al actor que hace de su amado con supuesto cariño, te hiela la sangre en las venas, por no hablar del actor al que realmente se le ve tragando saliva cuando ve a acercarse a su diva para pedir arrullos. McCambridge, en un registro de drama queen maligna como es de esperar (y desear) se da a la sobreactuación sin complejos, lástima que el resto del casting, acostumbrados a producciones más sobrias, se repriman y no monten un desfile del Orgullo como la ocasión requería.

Almodóvar con este material y Chus Lampreave en el casting, hubiera bordado una obra maestra. Como fue Nicholas Ray, la cosa se queda a medio camino entre el romance y la petardada. Pero muy flipante la cosa, eso sí. Ver para creer.
Neathara
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