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Voto de Teniente William Mandella:
7
Ciencia ficción. Aventuras. Acción Precuela del ya mítico largometraje "El planeta de los simios". Will Rodman (James Franco) es un joven científico que está investigando con monos para obtener un tratamiento contra el alzheimer, una enfermedad que afecta a su padre (John Lithgow). Uno de esos primates, César, un chimpancé recién nacido al que Will se llevó a casa para protegerlo, experimenta una evolución en su inteligencia verdaderamente sorprendente. En el estudio del ... [+]
15 de agosto de 2011
114 de 132 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como auténtico devoto del Planeta de los simios (y detractor de la mayoría de sus secuelas y posterior remake de Tim Burton) no podía perderme esta precuela en pantalla grande (es un decir, porque ir al cine en Cáceres es como visitar el cine de verano en tu pueblo de 50 habitantes, que puede ser entrañable, pero asientos y pantalla son una puta mierda de la hostia). Pero no nos andemos por las ramas como harían Caesar y sus compinches, vayamos al grano.

“El origen del planeta de los simios” es cine palomitero con cojones. Vale que la estructura de la película es la de las actuales superproducciones Hollywoodienses 100%, y que también haya personajes metidos con calzador (James Franco tenía que tener novia, no se vaya a pensar el personal que sus tendencias sexuales están relacionadas con su profesión), pero estas imposiciones obligadas y que ya vienen de serie en el cine veraniego no quitan que la cinta tenga grandes aciertos.

Tim Burton fracasó con sus simios, yo creo que se pasó por el forro un asunto muy importante: el respeto a la cinta original. Si ésta era un tratado ciencia vs religión en donde la segunda salía muy mal parada, en la precuela se cambian las tornas y se muestra sin caer en el ridículo el porqué del pre-levantamiento simio.

Lo que me ha sorprendido es el tono pesimista y el desasosiego general de los 2 primeros tercios del metraje. Los canis, chonis, tronistas y pretendientes se quedarán a medias, pues en pantalla no aparecen simios conduciendo Porsches ni mega-explosiones termonucleares.

Andy Serkis y el equipo que se haya encargado de los efectos visuales se merecen un monumento. La evolución del Gollum de El Señor de los Anillos es perfecta; a la segunda escena te olvidas de que Caesar no es real (¿o sí lo es?). Los efectos como la silicona, más vale ponerte algo disimulado y que parezca natural.
Inicialmente Caesar enternece, luego te asusta y finalmente...me callo.

Los numerosos guiños al clásico sesentero me pirran: Ojos claros, el símbolo de la ventana, “quítame tus sucias garras de encima, mono asqueroso!”, “lost in the space"...
Teniente William Mandella
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