Mi pequeña relación con el cine de Lars Von Trier se remonta a "Idioterne". Tengo recuerdos de ella, era el año 98 y me la encontré varias veces en los más de 10 pases que daba el canal+. El caso es que con 15 años ves las tetitas que salen botando tan alegremente pero no te tragas semejante película ni de blas. No la he vuelto a ver, ni ganas. Luego vinieron Dogville y Manderlay, muy bonitas, muy cools, pero mucho cuento. Nada que me haga perder la cabeza. Y le doy una tercera oportunidad. Un planeta se dirige a la Tierra con no muy buenas intenciones. Si falla esto, ya no pruebo más. Y falló.

Menudo tostón insoportable. A mi no me venden más la moto; que si dobles lecturas de apocalipsis interiores de Rita la pastelera, la soledad y la melancolía de Juan el ebanista, que a su vez se debate en una lucha interna con su "yo universal". La primera hora se puede resumir así: la insoportable Kirsten Dunst se casa, y no para de hacer el gilipollas. La segunda parte se puede resumir así: Charlotte Gainsbourg sabe que todo se va a la mierda y no para de llorar.

Me la come que la banda sonora sea de johan prarchz worsmarth y que el inicio sea una retahíla de imágenes que vienen a ser un "¿Cómo molo ehhh?, no tienes ni puta idea de lo que estoy mostrando. Tranquilo, yo tampoco".

Lo que realmente me da tristeza (o risa) es contemplar como mucha de la gente que aclama esta película se han aburrido más que yo, porque sí, de haberlos haylos.