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República Checa República Checa · Praha
Voto de Johan Liebhart:
8
Drama Un día desde el amanecer hasta el anochecer, con varios personajes intentando tomar un tren para escapar de la espiral descendente en la que se encuentran. (FILMAFFINITY)
7 de mayo de 2019
15 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
An Elephant Sitting Still es una película moral con una óptica de pesimismo absolutamente vitalista.
Desde un inicio te sumerge en una realidad profundamente devastada éticamente. Se nos presentan las complejas situaciones de nuestros cuatro protagonistas en una China gris, repleta de deshechos, que rezuma pobreza y podredumbre espiritual.

Ambientes sombríos y viviendas sórdidas se van sucediendo, adornadas y contrastadas con la tecnología moderna (smartphones, Iphones, Internet...) de una China que también abre sus puertas a la globalización. No obstante, no es esta una película de ambientes, sino de personajes.

Unos personajes, brillantemente interpretados, cuyas situaciones se desarrollan y se entrelazan durante casi cuatro horas de metraje. Una duración excesiva, pero que permite dosificar correctamente las historias de cada uno de ellos, definiendo sus entornos (más psicológicos que físicos) y conectándolos de forma coherente.

Unos personajes, definitivamente, hundidos por su entorno. Un entorno desesperanzador del que todos quieren marchar y poco importa el cómo y el dónde. Quizás, esa ciudad cercana, dónde hay un elefante que permanece sentado, imperturbable pase lo que pase. Un espectáculo de la ataraxia animal para escapar de la insondable miseria humana.

Hu Bo adapta con maestría las técnicas aprendidas del maestro húngaro Béla Tarr. Construyendo una atmósfera que atenaza al espectador al personaje. Mediante planos cortos en secuencia y con un abuso del desenfoque que parece que juzga la entereza de sus acciones y diálogos. Les quita el foco y fuerza a mirar al fondo, a la reacción durante la acción. Estos recursos consiguen que explores la mente de los protagonistas y sientas sus pensamientos visualmente. Puede ser algo terriblemente abrumador, pero es una de las grandes virtudes de la película y un acercamiento a la dimensión mental que no había visto desde hacía mucho en el mundo del cine. Una marca de estilo que espero algún joven cineasta retome como testamento en el futuro.

La trama se desarrolla con cambios de ritmo entre acción e introspección bastante bien medidos, a excepción de algunas escenas, cuyos largos planos mantenidos te inducen en el hastío existencial de los protagonistas.
Cabe destacar la música rítmica y acompasada al avance de la visión de los personajes (la escena de la residencia es asombrosa) hasta llegar a una conclusión que, tras tanta desolación, deja por lo menos un atisbo de esperanza. Gracias...

Gracias por esta obra tan monumental y única, gracias por mantener tu criterio y tu personalidad artística. Gracias por el paquidermo que sigue sentado esperando un nuevo día. D.E.P. Hu Bo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Johan Liebhart
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