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España España · Valladolid
Voto de Isthar:
10
Documental Leopoldo Panero, poeta, murió en Astorga, donde había nacido, en el año 1962. Catorce años más tarde, las personas que más íntimamente estuvieron ligadas a él, Felicidad Blanc, su viuda, y sus tres hijos, recuerdan aquel caluroso día de agosto. El recuerdo queda sometido a algo más que aquella fecha. Surgen otras vivencias. Y a través de la palabra y del recorrido por habitaciones, objetos, calles y lugares perdidos, se desvela la ... [+]
18 de septiembre de 2008
39 de 45 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es un documental. De 1976. Sobre la vida y familia de un poeta falangista. Dirigido por Jaime Chávarri. Esto, junto con la primera escena donde aparece una especie de estatua sentada envuelta en plástico con la voz en off de su mujer, ya son motivos suficientes para despertar mi interés, y para asustarme, por partes iguales. Mi conocimiento acerca de esta familia se limitaba a la lectura de algunos poemas de Leopoldo hijo y de la escucha de la canción “El hombre que casi conoció a Michi Panero”, de Nacho Vegas. En otras palabras, desconocía casi por completo la existencia de esta familia. Reconozco que lo que más me atrajo, antes de ver el documental, fue su título. El Desencanto, ¿de qué?, me pregunté.

El desencanto de la vida, después de ver el documental. Ese desencanto es el que rodea a todos los protagonistas, desde su mujer, hasta sus hijos. El de su mujer, Felicidad Blanch, es un desencanto romántico. Aparece como una mujer que desea hablar, con una verborrea producto de años de silencio. Prueba de esta idea es lo expresado por uno de sus hijos al decir “Par delicatesse j’ai perdu ma vie”. De esta manera aparece Felicidad como la representación de la amargura, ironías del destino.

Por otra parte, están los tres hijos. El mayor de ellos, Juan Luis, aparece como opositor a la figura paterna. O, al menos, representa con seguridad el papel de hermano mayor, cuando asegura que él conoce la Historia, porque la ha vivido. Desde el comienzo del documental, se aprecia la relación, tirante, entre los tres hermanos. La charla del hermano mayor con el pequeño, Michi, en la terraza, deja entrever el perfil psicológico de ambos, rozando en la enfermedad mental. Juan Luis dice más cuando calla, con esas miradas, que cuando habla. Por el contrario, Michi, habla sin parar, con ese desenfreno que suelen tener los hermanos menores, atropelladamente. En esta escena se echa de menos el hermano mediano, Leopoldo, una persona sincera, llena de fuerza, que se convierte en un personaje literario hiriente, con palabras como dardos afilados. De hecho, su propia madre confiesa que Leopoldo es la gran complicación de su vida. Sin lugar a dudas, se hace el dueño de la escena cuando aparece, puede que por la expresión de su mirada, esquiva ante la cámara, o por lo tajante de sus afirmaciones, entre las que destaco “En la infancia vivimos y después sobrevivimos”.

No es solamente un documental de 1976 sobre la vida y familia de un poeta falangista. Representa el desencanto de toda una sociedad con una forma de vida, la que le toca vivir, con la familia Panero como protagonistas. Es algo más de una hora y media, donde se definen con tanta precisión los roles familiares que es difícil no sentirse identificado en algún momento. No son sólo reproches entre personas que comparten apellido, es la vida misma. Un documental basado en el diálogo que invita a la reflexión personal y al intercambio de ideas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Isthar
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