Está muy de moda adular a quien no gasta un duro en hacer una obra audiovisual. Es como un mérito: "¡Y no les ha costado nada!", "¡La rodaron en un día!", "¡Nadie cobró!"... Bueno, pues bajo esa premisa aparentemente libertaria se esconde la demagogia de #LittleSecretFilm, dando cobertura a la visión de la cultura que ostenta la derecha más rancia, esto es, el arte es amateur y los que quieran hacerlo deberán serlo también. Ese asco revisionista acerca de la subvenciones y bla, bla, bla. Solo lo compran los amateurs, los incapaces, los aficionados y, eso lo tengo clarísimo, no hay que tener piedad con ellos. Bajo su coartada de no-profesionales exigen compasión con su obra, más esfuerzo por parte del espectador, benevolencia y, acto seguido, el paso a lo profesional. Con un par. Por ahí no paso. Ni con su doble moral ni con la doble moral de quien los apadrina para hacer negocio de lo amateur.

Mi visión de "Obra 67": es la copia de uno de los segmentos de "Pulp Fiction" con diálogos improvisados. Se nota que no les ha costado nada, que la rodaron en un día y que nadie cobró. Prefiero los films que cuestan finanzar, que los ruedan en el tiempo que necesitan y donde todo el mundo cobra. El resto, al festival del cole.