Héctor Lozano nos sorprende con una simpática comedia dramática que tiene lugar en un instituto de Barcelona. La trama se desarrolla alrededor de un creíble Francesc Orella en el papel de inconformista profesor de filosofía, y su hijo homosexual, al cual se verá obligado a dar clase por azar. El resto del elenco no brilla por su talento interpretativo ya que los alumnos son claramente actores que comienzan su vida laboral, pudiendo aparecer en ciertas ocasiones un halo de sobre-actuación forzada que reduce la calidad de ciertas escenas. No obstante, el argumento posee un enfoque acertado en lo que a la transmisión de valores se refiere. La serie, gracias a Merlí, está revestida de un espíritu crítico y fomenta el pensamiento libre. Arroja una perspectiva alternativa a los modelos educativos conservadores y plantea una forma amena y progresista sobre pedagogía. Los diálogos parecen trabajados y elevan la media a la que acostumbra el género de serie para adolescentes, puede que por centrarse más en el padre/profesor que en el hijo o los alumnos y sus problemas propios de la edad. Además, el apartado musical es interesante y con frecuencia aparecen melodías clásicas que aportan algo de nivel cultural a la serie. A pesar de todo, la mayoría de los giros que suceden son predecibles y poco emocionantes; en ocasiones la serie puede resultar infantil.