Las comedias americanas sobre jóvenes adultos que abandonan la adolescencia no siempre son buenas, pero existen obras como esta que resultan muy amenas, divertidas y que dejan un buen sabor de boca. Argumentalmente resulta algo más cuidada que de costumbre por la complejidad de los triángulos amorosos. El montaje resulta entretenido y permite ir conociendo paulatinamente la complejidad de los personajes, sus inquietudes y personalidades a medida que se desarrolla la trama. La fotografía retro, junto con una decente elección de la música, nos transportan a esa época de luces de neón y recreativos. El guión es diferente al que nos tiene acostumbrado el género, lo que es de agradecer.

Los protagonistas derrochan naturalidad y resultan muy creíbles. Una preciosa Kirsten Stewart se desenvuelve a la perfección dando vida a la típica adolescente americana (al igual que en "American Ultra", donde encontramos a la mejor Stewart en un papel hecho a su medida como demuestra también en la saga "Crepúsculo"). Parece que entre Jesse y Kirsten hay química y encajan con precisión. Podemos observar lo bien que se entienden en sus dos colaboraciones juntos. La película, además, integra con cuidado en el reparto a un Reynolds tercero en discordia, sin abusar de la cámara. Y el resto del elenco resulta carismático y con personalidad, cubriendo un amplio abanico de prototipos juveniles con los que sentirse identificado o identificar. Estos últimos darán pie a multitud de situaciones hilarantes por las cuales se les acaba cogiendo cariño.