La película continúa la historia de Jesse y Celine 9 años más tarde con un reencuentro en
París. Si bien es verdad que no vemos demasiado de la ciudad (apenas vemos la catedral de Notre Dame y muy de pasada) la película creo que está más pensada para viajar a través de las vidas de ambos protagonistas. Claro que no hay acción ni aventura y si alguien esperaba ver eso en esta película iba muy mal encaminado. Se trata de un filme cuyo mayor valor son los diálogos y su capacidad para transportar a lo largo de los años que van desde un verdadero amor (quizá el primero) hasta la época posterior de madurez y descubrimiento de que hemos perdido oportunidades valiosas en nuestras vidas o que las cosas no han salido exactamente como habíamos planeado...

A veces por orgullo, por miedo o por vergüenza dejamos ir cosas que queríamos o pensábamos que queríamos pero se nos pasaría antes o después... pero ¿y si no se nos pasa?, ¿y si los años nos caen uno tras otro sin que en el fondo cambiemos nuestros sueños y deseos?. Las oportunidades que dejamos ir, muy rara vez vuelven y cuando lo hacen, es casi un milagro. ¿Es verdad que el mayor arrepentimiento es el de no haber hecho algo?. Ya la primera película empezaba con esa interrogante dando pie a que se desarrollara el resto de la trama y esta secuela continúa en la misma línea.

Creo que ver esta obra sólo tiene sentido si uno se sintió cautivado por la historia de los dos personajes, ya que los diálogos se centran en ellos, en sus vidas... de no ser así, esta segunda parte podría resultar incluso tediosa. En cuanto a lo que yo pienso: por mí que se haga Antes del anochecer.