Repasando la extensísima filmografía de Hathaway me llamó la atención este título y la consiguiente sinopsis. Después obtuve una copia en un estado un tanto lamentable, pero bueno más vale eso que nada. Es este un director al que he seguido bastante y del que, en mi agenda de películas pendientes, aún figuran cuatro o cinco de él. No he conseguido hallar en su carrera ninguna obra de arte pero si un puñado de buenas, e incluso alguna excelente, películas. Esta como otras de ese autor se podría encuadrar dentro de lo que se denominó algo así como western psicológico. En ella el protagonista tiene verdaderas dudas, temores, recelos para utilizar la violencia incluso a costa de poner en serio riesgo su propia vida.
Aun detectando ya desde el pricipio que es una pelicula menor, y con vocación de ello tal vez, hay muchísimos momentos en los que se agiganta, en los que se convierte en grande, y uno de los personajes, en concreto el implacable perseguidor, se va haciendo con la pantalla hasta conseguir ser prácticamente el protagonista. El giro final inesperado e ingenioso es un estupendo recurso para filmar un epilogo a tono con los gustos de la audiencia, y ello sin cometer pecado mortal, quizás venial, pero no algo que mutile la cinta, como sucede con tantas otras.
Siento un evidente regocijo cuando descubro obras que no esperaba, pequeñas joyitas que te sorprenden, aunque afortunadamente aún se encuentran de vez en cuando, y que como sucede en este caso, te hacen pasar hora y media casi en un suspiro. Y si bien es cierto que no es para tocar las campanas, no exagero en absoluto si afirmo que se me antoja una más que aceptable cinta, y que he disfrutado con su visión.