Sólo al terminar de ver la película uno se da cuenta de la terrorífica historia que se encuentra detrás de esta maravillosa comedia, del oscuro cuento en que se podría haber convertido si se hubiera tomado otro camino del que sigue, una narración muy simpática y alegre para mostrarnos la humillación de la que es víctima una tímida y muy reservada chica por parte de una madre histérica e insoportable. El descubrimiento por parte del "amigo" de su madre, un extravagante y hortera representante de talentos interpretado de manera brillante por un casi irreconocible Michael Caine nos lleva a conocer un prodigioso talento que posee la hija que es capaz de imitar con asombrosa facilidad a las estrellas de la canción que ella adora, a las que su difundo padre inculcó a escuchar (ella se encuentra encerrada la mayor parte del día en su cuarto junto a montones y montones de discos antiguos). Para compensar las interminables reprobaciones que recibe ella por parte de la ignorante gente que le rodea delante de su reservada personalidad se nos presenta otro tímido personaje (Ewan McGregor) quien se hace amigo de ella por ser los dos de caracter tan parecido entablándose así un punto de apoyo para la prodigiosa chica al ser él la única persona con quien habla. Se maneja con solidez la parte divertida y de comedia (prácticamente todo el metraje) como con la parte amarga y oscura y de drama. El estudio que se esconde detrás de este episodio psicológico se podría incluir en uno de los retratos más veraces sobre el comportamiento de una persona a raiz de los tratos e influencias que han marcado su niñez.